A unos tres kilómetros al Norte de la población, cerca del camino que lleva a la ermita de Todos los Santos. Se levanta sobre un cerrete, de paredes verticales tanto al Sur como al Este, desde el que mantiene contacto visual con la población. Formaba parte de la red de torres de aviso del castillo.
Buen estado. Sus propietarios la mantienen, junto a una caseta para las labores agrícolas adosada, en buen estado.
A los lados de la puerta se abren dos pequeñas aspilleras. La de la izquierda está parcialmente oculta por el enlucido blanco.
Torre o masía fortificada. No lo tenemos muy claro. Quizá por su escarpada posición pudiera tratarse de lo primero. Sea como fuere, la cuestión es que vigilaba los movimientos de posibles enemigos por el Norte de la ciudad, avisando mediante señales a los centinelas del castillo. El edificio tiene planta rectangular, con tres plantas además de la planta baja y una puerta con arco de medio punto defendida por dos aspilleras. Parece que hay vestigios de almenas. Los vanos son pocos y pequeños, por lo que los dueños, para darle luminosidad, han abierto cuatro ventanas acristaladas debajo del alero Norte. Toda la obra es de mampostería con sillarejos bien escuadrados en esquinas y dinteles de los vanos.
Encontramos fuentes que indicaban que el castillo contó hasta con siete torres de aviso y vigía en los alrededores de Valderrobres. Tan solo pudimos encontrar cuatro y el nombre de otra (Torre Antolí). De las demás, quizá podamos averiguar algo en el futuro. Parece ser que tuvieron origen mucho más antiguo, pero la documentación sobre ellas tan solo se remonta a la época de las guerras carlistas, donde fueron utilizadas con intensidad, incluso es posible que algunas masías en buena posición fueran transformadas para funciones de alerta y aviso.