Murallas de Valderrobres

Rodeando el casco viejo de Valderrobres. Las murallas tenían siete puertas, cada una en dirección a uno de los pueblos de alrededor.

Muy mal estado. Tan solo quedan dos de los siete portales y un lienzo de la muralla cercana al castillo.

Portal de San Roque. Sito junto al río, tras cruzar el puente. A finales del siglo XVI este portal fue consagrado a San Roque, protector ante las epidemias y patrón de la población, quedando hoy en día como uno de los portales mejor conservados de todo el conjunto.

Las murallas y los portales mantuvieron largo tiempo su función defensiva, siendo remozados en numerosas ocasiones con motivo de los diversos conflictos bélicos que sufrieron estas tierras. En fechas más recientes, la utilidad como defensa bélica fue desapareciendo para dar prioridad a la protección de la villa ante intrusos, saqueadores o bandoleros.

Portal de San Roque. Cruzar su puente de piedra es un viaje en el tiempo que nos remonta varios siglos atrás. Con calles intrincadas y laberínticas, una sucesión de escaleras y rampas conducen al castillo, dominando desde lo más alto el apretado trazado urbano.

 

 

Lienzo que desciende del ángulo Oeste del castillo hacia las casas. Al final se alza una torre en el punto que la cerca gira noventa grados. Las casas se han adosado a la muralla abriendo ventanas y puertas.

El Portal de Bergós conducía hacia Torre del Compte. Con el paso del tiempo, cada una de estas salidas fue santificada y puesta bajo la protección de un santo, quedando este portal bajo los auspicios de la Purísima Concepción, como atestigua una hornacina, hoy vacía, en la fachada de una de las casas adosadas a la muralla. Hoy día este portal forma parte de una propiedad privada, siendo habilitado como vivienda en su parte posterior.

Portal de Bergós. Tanto el portal como la torre son propiedad de una vivienda. En este punto la muralla cambia de dirección, pues mientras al salir del castillo va en dirección Oeste, aquí gira hacia el Sur al río.

Comenzaron a construirse en torno a 1390, cuando el arzobispo García Fernández de Heredia pidió al rey Juan I el Cazador permiso para fortificar Valderrobres, un permiso que confirmó Martín I unos pocos años más tarde. Sin embargo, es muy posible que en Valderrobres ya existiera un conjunto de murallas más antiguo, con origen en tiempos de la reconquista cristiana (1169), y que en la época del arzobispo García necesitara repararse o ampliarse como consecuencia del aumento de la población.