La podemos encontrar sobre una colina de 763 m de altura, entre la antigua carretera de Valencia N-III y la autovía R-3. También es llamada Torre del Campillo.
Esta torre fue restaurada por completo entre 2008 y 2009, tanto el edificio como el sistema de transmisiones que se acciona desde el interior. Las obras fueron financiadas por la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid.


Torre de telegrafía óptica del siglo XIX. Se trata de la torre número 4 perteneciente a la línea Madrid-la Junquera, que pasaba por Valencia y Barcelona. Conectaba con la torre número 3, localizada en el cerro del Telégrafo de Rivas-Vaciamadrid, y con la torre número 5, situada en Perales de Tajuña. De acuerdo con su función, la torre era una pequeña fortificación y su guarnición estaba formada por antiguos militares: dos torreros que se turnaban en el servicio, y la ayuda de un ordenanza, que, según el reglamento, tenía entre sus obligaciones de asistencia llevar los mensajes urgentes en mano hasta la siguiente torre en caso de falta de visibilidad, una buena caminata llevando consigo el fusil reglamentario.
La torre tiene planta cuadrada con una base de 8 m de lado y 12 m de altura, construida con aparejo toledano, con ladrillo y cajones de mampostería con tres ventanas y puerta de entrada. La puerta de acceso a la torre estaba situada en altura, en la planta primera, siendo necesario apoyar una escalera de mano que se retiraba y guardaba en el interior, dejándola inaccesible. El interior consta de tres plantas, comunicadas por una escalera de caracol, y una azotea donde se instala el telégrafo. El mecanismo de transmisión se acciona desde la tercera planta mediante un sistema de engranajes, poleas y cables que hacen subir y bajar los dos indicadores: el cilindro central que señala el código a transmitir, y la esfera lateral que avisa de incidencias en el servicio. Para facilitar su movimiento, el mecanismo contaba con dos contrapesos que asomaban por la planta segunda a través de una trampilla en el suelo. El observatorio de la tercera planta es el centro neurálgico de la torre, estaba expresamente prohibido su acceso a personas ajenas y nadie podía presenciar la transmisión de los despachos telegráficos. En ese reducido espacio pasaban los torreros largas jornadas, atentos a los mensajes de alerta de las torres de vanguardia y retaguardia, siempre en observación, valiéndose de unos catalejos colocados en dos huecos practicados en los muros. También podemos destacar la planta baja, un espacio concebido para la defensa, gruesos muros con tres aspilleras en cada lado, y que hacía también las funciones de almacén y cocina. Las últimas transmisiones de la línea de Valencia, y por tanto de la Torre de Arganda, son de la primavera de 1856.

Antes y después de su restauración.



Interior de la torre, restaurado con acierto.

Otra imagen anterior a la restauración.

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