Muy cercana a la población de San Carlos de la Rápita, junto a la antigua carretera nacional N-340, desde la que parte un caminillo que nos lleva hasta sus cercanías. Forma una agrupación con las torres del Moro II y del Moro III, en término de Alcanar, a 380 y 700 m respectivamente. Reciben estos curiosos nombres (y también los de sus propietarios) ante el desconocimiento de los auténticos históricos. Ésta en concreto también es llamada Torre de Camín.
Su estado es inmejorable. Está en el interior de una parcela privada y ha sido bien cuidada por sus propietarios.


Torre de planta rectangular (9 x 6’5 m) y fábrica de mampostería y sillarejo en las esquinas. Su base se encuentra ataludada hasta 1’5 m de altura. La puerta se abre en su flanco Sureste, con arco de medio punto, y protegida desde arriba por un airoso matacán. En el muro Suroeste se encuentra otro matacán que, al igual que en las otras torres cercanas, podría ser una letrina. Se abren en sus muros algunas aspilleras y un par de ventanas que parecen modernas. La torre se remata con terraza y un bello almenado, pero todo el remate superior ha sido reconstruído. La primera planta se cubre con bóveda de cañón y el primer piso tuvo vertiente a dos aguas.

La torre vista desde la Torre del Moro II.
Esta torre, que cumplía una doble función de defensa y vigilancia, debió ser construida entre 1570 y 1630, y formaba parte de un conjunto de torres conocidas como Torres de los Alfaques, que fueron construidas en el siglo XVI para la defensa del litoral marítimo comprendido entre San Carlos de la Rápita y Alcanar, y que probablemente fueron construidas como un conjunto fortificado y no como torres aisladas.
Las noticias históricas de esta zona son muy escasas y confusas, pero se cree que alguna de estas torres se podría identificar con la torre de Puigmoltó, construida en 1390 para proteger los caminos del monasterio de Santa María de la Rápita, hoy no localizada o también con la Torre Prima, conocida sólo a través de un antiguo plano, o con la Torre del Montsiá, en paradero desconocido. Pues las torres actuales tienen nombres modernos, generalmente procedentes de sus distintos propietarios.
