Torre del Molar

Al borde de un impresionante acantilado, vigilante de la entrada al importante puerto de San Miguel y a 95 m de altura sobre el nivel del mar. Se accede por un buen sendero que nace en el camino que lleva a la cala de Can Xumeu. Existen rótulos indicativos. También es llamada Torre de Balansat o de San Miguel.

Se encuentra en abandono total. Aun así su estado es bastante bueno, pudiéndose acceder hasta su terraza.

La puerta original se sitúa en el primer piso, protegida por un matacán, pero en fechas que desconocemos se le abrió otra a nivel del suelo, que es por la que se puede acceder hoy día a su interior.

La torre vista desde la iglesia fortificada de San Miguel de Balansat, con la que mantiene un extraordinario enlace óptico.

Escalera que asciende a la primera planta.

 

Torre de vigía costera con planta circular y forma fuertemente troncocónica. Cuenta con un diámetro aproximado de 11 m. y dos plantas, además de la terraza. Tenía una sola entrada situada en altura, en la primera planta, a la que se accedía por escala de cuerda, y que estaba fuertemente defendida por un gran matacán. A la planta inferior, utilizada como almacén o polvorín, solo se podía acceder desde la primera planta por medio de una estrechísima escalera adosada a su muro. Las dos plantas se cubren con bóvedas de media naranja. Modernamente, en el siglo XX se le abrió una nueva puerta a ras de suelo. Exteriormente, las plantas están separadas por molduras. Otra estrecha escalera comunica la primera planta con la terraza, pero esta vez aparece embutida en el interior del grueso muro. Aunque se construyó preparada para el fuego artillero (para darlo y para recibirlo), nunca llegaron los cañones a ella, pero sí que llegó a recibir dos torreros como vigilancia permanente.

 

 

 

Primera planta. El agujero en el suelo es el hueco de la escalera.

 

 

 

Interior del matacán.

 

 

Terraza. Aquí debieron situarse los cañones que nunca tuvo.

 

 

 

La torre, al borde del acantilado, vigilando la entrada al puerto de San Miguel.

Fue construída en el siglo XVIII, formando parte del sistema defensivo de la costa de Ibiza, debido al peligro constante que representaban los ataques corsarios. Se terminó en 1763 según proyecto del ingeniero Juan Ballester y Zafra.