Torre del Esparragal

Se alza en la Mesa del Esparragal, cerro amesetado de 232 m. de altura, que fue solar de la antigua ciudad romana de Lascuta. Está a unos 16 km de Alcalá, cercana a la carretera de San José del Valle. Se puede llegar hasta sus inmediaciones incluso con vehículo, aunque hay que cruzar varias fincas.

En completo abandono. Las vacas entran en su interior con lo que ya nos podemos imaginar su estado. Ha perdido bastante altura.

Escalera en la planta baja.

Escalera que asciende a la desaparecida segunda planta.

Tramo de calzada romana en sus cercanías.

Puerta actual, con grandes sillares romanos reutilizados.

 

 

Torre de planta rectangular (8 x 7 m aproximadamente), con una altura conservada en torno a los 12 m. Actualmente mantiene dos plantas, conservándose la bóveda de ladrillo de la primera planta en muy buen estado. De la bóveda del segundo piso solo se conservan los arranques en sus cuatro esquinas. También conserva la escalera aunque algunos peldaños están muy fragmentados y hacen difícil la ascensión. Está construída con mampostería por hiladas con sillares de refuerzo en las esquinas, pero aparece el ladrillo en las bóvedas y en los recercados de las troneras.

 

 

 

Bóveda de la primera planta, en perfecto estado.

 

 

 

Troneras de la primera planta y entrada a la escalera.

 

Sobresale como elemento reutilizado una posible estela situada como piedra angular, casi a nivel del suelo; presenta un campo rebajado al que se le ha eliminado la leyenda. Junto a la torre había un sarcófago romano utilizado como abrevadero para los animales. Se encuentra hoy en dependencias municipales.

 

En algunas fuentes se data esta torre en época romana, y en otras, se dice que la construyeron los visigodos. A nosotros nos parece claramente musulmana. Y no obstante, las grandes troneras de la primera planta, son artilleras, probablemente del siglo XV.

Lo que sí está claro es que aparecen algunos sillares romanos reutilizados en su construcción, especialmente los que han colocado como jambas y dintel en la puerta de acceso actual. Son tres enormes sillares que debieron pertenecer en otro tiempo a alguna construcción noble. Esta puerta está en la cara que da al exterior de la explanada, hacia el Noreste, y a ras del suelo, por lo que debió abrirse en tiempos de paz (antes el acceso se haría con escala retirable).

En toda la explanada de la meseta donde está la torre se dice que quedan numerosos restos de muros, sillares y fragmentos cerámicos. Nosotros encontramos poca cosa, lo cual nos puede indicar que su expolio continúa.

Además de la torre, quedan restos de una calzada romana y restos de un puente. Y en un cortado que hay debajo de la torre existe un manantial de agua continuo (incluso en verano). Debió servir para el suministro de la población desde los primeros tiempos de la ocupación del cerro.

Lascuta fue una población de origen feniciopúnico y romano del siglo II a.C., que se conoce por las monedas libiofenicias encontradas, acuñadas en fecha indeterminada, con iconografía púnica (palmas, elefantes, espigas, Melkart…) y leyendas bilingües (lskw’t).

Tradicionalmente se cita que en las inmediaciones de este lugar unos carboneros descubrieron en 1866 el bronce de Lascuta, placa que recoge un decreto del general romano Lucio Emilio Paulo otorgando la libertad a los habitantes de la Turris Lascutana, fechado en el 189 a. C. lo que lo convierte en la primera inscripción romana de España.