Los restos de la torre asoman por encima de la colina. Al fondo se ve el pueblo y el castillo con los que mantiene contacto visual.
Sobre una de las estribaciones septentrionales de la Sierra del Arabiñejo, junto a la carretera de Fuente-Álamo y a unos dos kilómetros al Sur del pueblo. La colina o monte donde se encuentran sus restos tiene una altura de 811 m. Se puede llegar con vehículo casi hasta la cima y su acceso no reviste ninguna dificultad. Sus restos son visibles desde la carretera. También es conocido con el nombre de Los Castellares.
Muy mal estado. Los muros que quedan apenas sobresalen del suelo.
Lo que se puede ver hoy día son dos círculos de mampostería concéntricos.
En un principio, en 1as excavaciones de 1915 se creyó que era un túmulo funerario prehistórico, por lo que solo se interesaron por su cámara interior. Es por lo que, actualmente, lo más visible sean sus paredes interiores. Actualmente, en la cima de la colina, lo único que queda son dos círculos concéntricos de mampostería. Están hundidos sobre el borde, lo que le da un aspecto similar a un volcán. Se observan abundantes fragmentos cerámicos. En la zona meridional, los muros están cortados, por lo que pudiera ser el lugar de la puerta. En algunas fuentes se dice que los muros tienen forma octogonal, pero a nosotros nos parecieron perfectamente circulares. Parece que en algún momento del pasado fue reconvertida en molino de viento.
Muesca en los muros que podría corresponder a una entrada.
La primera noticia que se tiene de la torre data de 1244 cuando es donada por el infante Alfonso al caballero santiaguista Sancho Sánchez Mazuelo. En 1256, dicho caballero vendió sus posesiones, incluído Pexín a don Gregorio y su esposa doña Gueralda de Santa Fe. Es nombrado en las Relaciones de Felipe II, de 1579.
Los restos de la torre asoman en la cima del monte. Aquí visto desde el Sur.