En un meandro del río Duratón, a unos 15 km. de Sepúlveda y a 3 km. de la aldea de Villaseca, desde la que comienza la pista sin asfaltar que nos lleva hasta este recóndito lugar. El sitio es sumamente espectacular, con paredes verticales de más de cien metros de altura, totalmente inaccesibles.
En ruinas consolidadas todo el conjunto, excepto la ermita, cerrada con llave, donde tiene lugar una romería anual el 25 de octubre.

Vista Norte y vista Sur del santuario.

Santuario eremítico situado en un lugar olvidado y alejado de la civilización para poderse retirar a vivir en meditación y en cercanía con Dios. O eso es lo que pretendían. Aparte del conjunto de edificios abaciales, lo que nos interesa aquí son los elementos defensivos. Todos los edificios están rodeados por una cerca almenada salpicada, de trecho en trecho, por aspilleras. Además el estrecho cordón de tierra que une el meandro con la paramera circundante, está cortado artificialmente formando un foso, debiéndose cruzar en el pasado por medio de un puente levadizo. Existe la leyenda de que este foso fue provocado por San Frutos ante la llegada de los moros. Dio un golpe en tierra y el suelo se abrió en una gran grieta. Grieta conocida como la Cuchillada de San Frutos.

Lienzo Oeste. A la izquierda de la puerta se ve una aspillera. Ocultas por la vegetación hay otras dos más.
Lienzo Sur, visto desde el interior del santuario, pues desde fuera cae vertical sobre los escarpes rocosos.


Fue construída la primera ermita en el año 1093, por el monje Don Michael. No obstante, cercana a la entrada existen unas tumbas excavadas en la roca pertenecientes a una necrópolis visigoda. En este lugar es donde se retiraron en el siglo VII el patrón de Segovia San Frutos y sus hermanos mártires Valentín y Engracia, tras donar todas sus posesiones a los pobres. Tras morir San Frutos a los 73 años, los moros capturaron a sus hermanos y los martirizaron y decapitaron. La iglesia románica fue un priorato fundado en el año 1100 por el Monasterio de Santo Domingo de Silos, cuyo escudo abacial todavía se ve sobre uno de los arcos de ingreso. El santuario estuvo habitado hasta la Desamortización de Mendizábal en 1836.
Puente actual que salva el foso. Antiguamente debió existir un puente levadizo.
