
Cerro de Somosierra y la ciudad de Sepúlveda.
Rodeaban el cerro de Somosierra, en cuya cúspide se halla el cementerio actual y en cuya ladera Este se dispone la actual villa de Sepúlveda.
Muy mal estado. Apenas quedan algunos tramos muy arruinados y tan solo tres de sus siete puertas.

El perímetro aproximado del recinto amurallado era de 3.900 m. ocupando una enorme superficie de 68 Ha. De ellos, 1170 fueron protegidos con muros; el resto no era necesario hacerlo por los precipicios naturales que ya protegen de por sí. La tipología de la fortificación responde a los parámetros musulmanes: castillo árabe con un albácar que abarca una gran extensión de terreno, pero fortificado, aunque nunca completamente poblado. Sepúlveda es conocida como la Villa de las Siete Puertas, pero contó con dos portillos más de menor importancia. La más importante era la Puerta del Río o de las Pucherillas; luego seguía la Puerta de la Villa o del Mercado, derribada en 1952 y la única de la que no quedan vestigios; Puerta del Azogue o del Ecce-Homo; el Postiguillo; el Postigo del Vado; la Puerta de la Fuerza; el Postigo de Guerrilla, del Castro o del Castrón, o Postigo de Sopeña; y la Puerta de Duruelo, junto al río. Aparte existía el Pontón de la Peña, citado en 1534 y situado al Norte del santuario de la Virgen de la Peña, y el Postigo de la Perejilera, ubicado en el extremo Oeste del cerro. También es posible hablar de un hipotético postiguillo entre el actualmente conocido con tal nombre y la Puerta del Azogue, que se encontraría bajo una gruesa capa de escombros. En resumen, aunque la tradición habla de siete puertas, en realidad eran ocho que podrían ser once, contándolas todas al completo. La tipología de las puertas es extremadamente simple: dos cubos flanquean un arco de escaso grosor, sin rastrillos ni otro tipo de defensas, excepto algunas aspilleras de difícil datación. Todas las puertas han sido reformadas en alguna o varias ocasiones, si bien no ha sido alterada sustancialmente la forma del conjunto. En tres casos (Puerta del Río, Puerta de la Villa y Puerta del Azogue) ha existido vivienda en la parte alta. Queda por señalar la interesante red de caminos que unía las diversas puertas, bien trazados y pavimentados, de ancho regular, y que todavía hoy se encuentran en bastante buen estado.

Puerta del Río o de las Pucherillas. Fue el acceso más importante de la villa y la última que se cerraba en casos de emergencia, a pesar de que no es apta para el acceso con carruajes. Es de origen musulmán a pesar de que su aspecto actual es plenamente románico. Los cubos que flanquean el arco han sufrido fuertes transformaciones hasta convertirse en viviendas.

Interior de la Puerta del Río.

Inscripción situada en el primer cubo de la muralla hacia el Norte. No es una pieza reaprovechada, sino que se colocó allí a propósito. Se trata de escritura visigoda en su variante mozárabe. Está fechada en 1063, en los últimos años de la posesión de la Villa por Sancho García.


A partir de la Puerta del Río, la muralla se dirige, en fuerte ascenso hacia el castillo y la actual plaza de España. Este tramo, de unos 200 metros, ha sido invadido por viviendas desde antiguo. Incluso un gran cubo ha sido transformado y usado con tal fin. A partir de aquí, la muralla fue derribada, junto con la Puerta de la Villa, en 1952.



Lienzo de la c/Barbacana. En esta calle se encuentra uno de los lienzos mejor conservados de la muralla, construcción árabe datada del siglo X, aunque cuenta con modificaciones posteriores. Supone la continuación del castillo. En este lienzo la parte superior es almenada, en su base conserva las zarpas o basamentos escalonados construidos con sillares romanos de gran tamaño, obtenidos probablemente de la antigua ciudad romana de Duratón. Este tramo de la muralla desemboca en la puerta del Azogue.
Enfrente del castillo y al otro lado de la Plaza, se encuentra la iglesia de San Bartolomé, construída sobre una gran plataforma de piedra de considerable altura. Se ha considerado que pertenecía a una defensa avanzada situada en el punto más débil del recinto murado.

Puerta del Azogue o del Ecce-Homo. Azogue significa mercado y por lo que se ha interpretado, en las proximidades de esta puerta se ubicaría el mercado intramuros. También es conocida como arco del Ecce Homo desde el siglo XIX debido a una pintura que representaba la imagen de Cristo ante el pueblo presentado por Pilatos. La puerta es románica aunque el conjunto original se alteró al convertirse los cubos en viviendas.

A partir de la Puerta del Azogue, la muralla comienza a descender en dirección a los cortados del río Duratón, con el objeto de utilizar las defensas naturales. El tramo comprendido entre la Puerta del Río y el Postiguillo era el más fuerte y monumental, pues defendían el punto más accesible de todo el recinto: el collado de unión entre el cerro de Somosierra y La Picota, al Este.
El Postiguillo

El sector que abarca desde la Puerta del Azogue hasta el río, protege el barrio de San Millán, al cual da acceso por medio del Postiguillo. Es uno de los tramos mejor conservados y mantiene como ningún otro gran parte de su aspecto inicial, a pesar de que está bastante oculto por vegetación silvestre. Su origen hay que buscarlo en época árabe (s.IX), aunque es posible que el último cubo, el que se levanta sobre los escarpes del río, sea visigodo. Este lienzo forma una construcción de sillares calizos de considerables dimensiones (50 x 60 cm), reaprovechados en gran número, posiblemente de Duratón, y dispuestos en hiladas horizontales. Los sillares se levantaban en dos líneas cuyo espacio entre ellas era rellenado con hormigón de cal y canto. También se aprecian basamentos de zarpas pequeñas de tipo árabe y los cubos rectangulares poco salientes también son árabes. El muro ha sido recrecido con mampostería menuda, quedando merlones y almenas embutidas y visibles en algunas zonas.
Se ven muchas piezas reaprovechadas, como una inscripción romana, sillares con molduras, huellas de grapas, piezas de juntas escalonadas o acodadas, etc.

El Postiguillo. En este lugar existió una puerta original árabe hasta la segunda mitad del siglo XI, cuando se cerró tras una reparación, ya por los cristianos. Pero el lienzo se derrumbó en 1597, recuperándose el acceso que ya se ha mantenido abierto hasta nuestros días.

Lienzo que va desde el Postiguillo hasta los escarpes del río Duratón. El último cubo, el que se ve al fondo es, posiblemente, visigodo. A partir de aquí la muralla desaparece para ser sustituída por las defensas naturales (escarpes verticales), hasta las cercanías de la Puerta del Vado.

Tras un pequeño sector sin muros, en las cercanías de la Puerta del Vado, vuelven a aparecer. Conservan poca altura y siguen las sinuosidades de las rocas.
Puerta del Vado. O lo que queda de ella. Tan solo un pequeño lienzo de uno de los cubos y el basamento del otro. Esta puerta está muy cercana al río y su amplitud permitía el paso de carruajes. Desde aquí la cerca continuaba hasta el portillo del Pontón de la Peña, pero no se conserva nada de este tramo.


Zona Norte. Aquí no existía muralla gracias a las rocas verticales que caen sobre el río Duratón. Se observa el campanario de la Virgen de la Peña.

Puerta de la Fuerza. Obra del siglo XI. Su estampa presidiendo los cortados de las hoces, es una de las más representativas de Sepúlveda. Los muros cercanos muestran sucesivas etapas de construcción, algunas anteriores a la propia puerta. Hasta la puerta asciende un camino empedrado, con fuerte pendiente, que parece romano. Esta puerta daba acceso s los desaparecidos barrios de San Pedro y Santa Eulalia.
Para llegar hasta la Puerta de la Fuerza, los muros arrancaban otra vez desde los escarpes y continuaban un corto trecho hasta un nuevo sector de escarpes, ya en la vertiente Oeste del monte.


Lienzos bastante arruinados situados a continuación de la Puerta de la Fuerza, y que terminan en nuevos cortados rocosos.

Sector Oeste. Como se ve no eran necesarias defensas. Y no las tenía. Tan solo existe un estrecho lugar para descender hacia el río, lugar donde se situaba el Postigo de la Perejilera.

Postigo de la Perejilera. Apenas quedan unos restos de este acceso histórico. No obstante, era muy poco conocido. Es la entrada más occidental y la más alejada del actual casco urbano.
Al comienzo del sector Sur vuelve a aparecer la muralla durante un largo trecho con dos puertas.


Restos de la Puerta de la Guerrilla o del Castro




Restos de la muralla ubicados en el extremo Sur.
En toda la parte meridional, los muros han perdido mucha altura, a pesar de que se conserva todo su recorrido.


Imágenes diversas de la muralla en su zona Sur, entre la confluencia de los ríos Duratón y Caslilla y la carretera de Segovia.



En esta zona todavía se puede apreciar, aunque en mal estado, el adarve, y el grosor del muro, que ronda los dos metros.
Lienzo cercano a la Puerta de Duruelo.


Puerta de Duruelo.
