Se encuentran en el interior del casco urbano. Los restos actuales se hallan junto a la iglesia parroquial.
Desaparecidas, a excepción de un corto lienzo con un cubo (baluarte de la Peça), que ha sido restaurado.
El Baluarte de la Peça, tenía 17 metros de largo por 11 de ancho y 10 de altura. Fue demolido en 1947 al impedir el acceso entre la plaza de Salamanca y la hoy calle de Santísimo Cristo. El acuerdo adoptado por el ayuntamiento en marzo de 1946 sobre la base de los peligros que suponía para los peatones cualquier posible desprendimiento, tan solo contó con la oposición del cura párroco. La demolición se adjudicó a destajo a Pedro Berenguer Boronat por la suma de 1.200 pesetas. En 1947 se llevó a cabo el derribo del baluarte de la “peça” quedando al descubierto el torreón circular cuya existencia se desconocía. De base troncocónica, su parte superior es cilíndrica. El sistema de construcción es a base de piedra y argamasa. En 1981 se restauraron el torreón y las murallas actualmente existentes.
Plano de Calpe, de 1745, realizado por Nicolás Agustín Bodín, en el que se representa su muralla urbana.
El torreón de la Peça, antes y después de su restauración.
Según algunos autores las murallas calpinas son de origen romano. Nada hay documentado que lo certifique. La primera noticia fidedigna es de 1338, en que Pedro IV ordenó reforzar las murallas existentes. Pero, es Alfonso el Viejo el que decide en 1375 que las rentas recogidas se destinen a “obrar e enfortir lo mur de dit lloch” y en 1376 finalmente se repararon. No obstante, 25 años después, el 29 de octubre de 1401 se ordenó al justicia y jurados de Calpe, que bajo pena de 1.000 sueldos y antes de la fiesta de San Miguel, las murallas estuvieran perfectamente reparadas, tapados todos sus agujeros y blanqueadas. En 1520, el emperador ordenó al virrey don Diego Hurtado de Mendoza, el inicio de las obras de amurallamiento moderno. Pero las obras no debieron ir muy rápidas, porque cuando Juan Bautista Antonelli visitó el lugar en 1562 se encontró la muralla sin terminar por falta de dinero. Además, Antonelli encontró el lugar de Calpe desprotegido y difícil de defender, por lo que aconsejó al rey el cambio de lugar de la población. Nuevamente en 1577 un maestro albañil llamado Miguel Catalá trabaja en el baluarte de la iglesia, añade garitas en la muralla y reforma la torre existente en el centro de la ciudadela y que llamaban “el Macho”. No es hasta 1581 en que se acomete una reforma importante a las murallas de esta villa. Juan, picapedrero de Vizcaya se encarga de construir un baluarte ¿la Peça? Y de reformar las murallas. Parece ser para adaptarlas a las nuevas tendencias en las que la aparición de la artillería aconsejaba modificar los torreones predominantemente cilíndricos para hacerlos con ángulos.
Puerta reconstruida en el lienzo, que poco tiene que ver con la original.
Ábside de la iglesia con funciones de torreón de la muralla.
En 1637, un descuido de los guardas provocó el asalto y saqueo de la villa por parte de los piratas que capturaron a todos sus habitantes. Hasta 1639 no fueron rescatados por las órdenes de redención de cautivos. Aprendida la lección, se repararon los muros con solidez, lo que les permitió rechazar un nuevo ataque corsario en 1653.
Cañones ingleses del siglo XIV.
Plano de 1746, de Carlos Desnaux, en el que ya aparecen los nuevos baluartes.
El ataque del 22 de octubre de 1744 supuso la confección de la primera cartografía conocida del pueblo de Calpe. A partir de ese instante se iniciaron una serie de gestiones que dieron como resultado, la fortificación con un doble cinturón de murallas que rodeó completamente la ciudadela primitiva y los arrabales. El 21 de diciembre de 1746 se le dió el visto bueno al proyecto definitivo presentado por el ingeniero Carlos Desnaux, el cual había sufrido varias modificaciones debido al coste y a las dificultades del terreno. En julio de 1747 ya se encuentra el muro que rodea completamente el arrabal concluido en todo su perímetro y las dos puertas a punto de colocarse. El 8 de enero de 1748 el cura de Calpe, Roque Vives le escribe al marqués de la Ensenada dándole las gracias por las obras ejecutadas. El coste total de dichas obras fue de 64.294 reales de vellón. El 20 de marzo de 1748 faltaban todavía los dos cañones de a 8 que tenían que ir situados en el baluarte de la Peça y unos 150 fusiles prometidos por el difunto Marques de Pozoblanco.
Lugar donde estuvo situada la puerta septentrional del segundo recinto, (Puerta de Altea) actual Plaza de España.
Lugar donde estuvo situada la puerta meridional del segundo recinto, (Puerta de la Mar) actual confluencia de las calles del Mar y Pescadores.
El recinto interior era denominado “la Ciudadela” y estaba dotado de tres baluartes circulares, el más importante de los cuales era el conocido con el nombre de “la Peça” en atención al gran cañón que allí había instalado. Su custodia estaba encomendada a un guarda que abría las puertas durante el día y las cerraba por la noche, y se encargaba de mantener el contacto visual con la torre del Peñón de Ifach. Este recinto tenía, al menos dos portales (de los Cardenales y Portalet), dotados ambos de gruesas puertas de madera forradas de hierro.
La histórica puerta de la ciudadela, El Portalet, se cambió por una nueva durante las reformas de 1747 a un coste de 400 reales de vellón. Se reparó en 1834 por 38 reales. Con el derribo del emblemático edificio del Portalet en 1927, se cerró una de las páginas más importantes de la historia calpina. Su puerta acabó siendo utilizada como pasarela en el barranco del Quisi y finalmente no pudo resistir el embate de las aguas y fue arrastrada al mar y, seguramente estará en la desembocadura del río. En 1981 se restauró el torreón de la Peça, se construyó el arco y se repararon las murallas en su totalidad. Hace muy pocos años, una nueva corporación ornamentó y colocó los cañones que podemos ver en la actualidad. Son del siglo XIV y fabricación inglesa.
Sector de la muralla que asoma por encima de los tejados en la calle Libertad. Parece que contenga algunas aspilleras cegadas.
El recinto exterior englobaba a la Ciudadela y al resto de las viviendas de Calpe. Contaba el muro con un parapeto almenado y numerosas troneras para los tiradores. Quedó con dos puertas, la llamada del Mar y la de Altea o Mayor, junto a la plaza del mercado (plaza de España). Fueron las dos únicas vías de acceso a la población hasta el siglo XIX. De este segundo cinturón de muralla no queda nada, sólo unos pocos trozos en algunos patios de las calles Libertad, Mayor y Marineros
Posible lienzo de la cerca del segundo recinto, en la calle de los Marineros.
Forat de la Mar. Existía una grieta conocido como Forat de la Mar en la muralla exterior. Fue provocada por una explosión durante la Guerra de la Independencia, cuando los franceses atacaron la población el 13 de mayo de 1813. No obstante, sus habitantes consiguieron repeler el ataque. Y la grieta quedó como acceso al casco urbano hasta nuestros días.