Partiendo y volviendo al castillo, englobando la antigua ciudad, situada en la cima de la alargada colina donde se asienta la población.
Prácticamente desaparecidas. Entre las viviendas, muchas de ellas en mal estado, puede que existan algunos restos, pero es difícil comprobarlo.
Formaban dos largas líneas más o menos paralelas, doblando en semicírculo en sus dos extremos. Su fábrica son los mampuestos de caliza del terreno, alternando hiladas de gran tamaño con otras más menudas, con un espesor del muro de 1’5 m. El sistema constructivo es de dos líneas de mampuestos exteriores bastante ordenados, rellenado el interior con escombros y materiales diversos. En el siglo XIII se construyó una iglesia (actual casa parroquial) utilizando un torreón a modo de ábside. Todavía se conserva dicho torreón, con una ventana mozárabe geminada con columnas y arquillos de herradura.

Torreón convertido en ábside.


En el cubo de muralla descrito hay un precioso ventanal geminado que por su factura y materiales parece reutilizado. Las jambas las forman sillares de arenisca. Uno solo en el lado izquierdo y dos en el derecho. Parteluz a base de columna cilíndrica monolítica sobre basa muy deteriorada y en su cima, capitel de formas sencillas a base de hojas apenas marcadas en sus ángulos con nervadura central y una bola en el vértice superior. La parte superior del ventanal es un bloque monolítico, hoy resquebrajado, con dos arquitos de herradura muy marcada. Ventanal hispano-visigodo sin duda que en su origen adornaría alguna de las desaparecidas edificaciones del lugar.
