Estuvo situado entre la Playa del Castillo y la actual lonja del pescado.
Prácticamente desaparecido. Queda un extraño muro con aspilleras junto a la carretera que bien pudo pertenecer al castillo.
Es complicado describir un castillo desaparecido. Debió ser similar a otros castillos cercanos de la misma época, como el del Príncipe (Cee) o el del Cardenal (Corcubión), con varias baterías para cañones y estancias cubiertas con bóvedas a prueba de bomba.

Aspecto del muro con cinco aspilleras localizado en el lugar donde estuvo el castillo.


Playa del Castillo. El edificio blanco es la lonja de pescadores. El muro con aspilleras se puede entrever a la izquierda. En esta zona debió alzarse el castillo.
Imagen antigua en la que se ve parte del castillo, que ya debió estar convertido en prisión.

Fue construido a finales del siglo XVI por el marqués de Cerralbo. Parece ser que su construcción fue debida a los muradanos y luego cedida al Estado. Tuvo siempre tropa de línea con un oficial al frente, que en 1646, lo era don Antonio García, sargento mayor de la plaza y a principios del siglo XVII don Blas Cidrás y San Martín, teniente de caballería. Existe un documento de 1749 en el que se comenta que en Muros hay un buen castillo guarnecido con 12 cañones de bronce y uno cruza toda la playa, de 4 a 18 libras de calibre. En cambio, en 1785 se comenta en otro documento que defiende la entrada al puerto un antiguo castillo o batería, aunque de poca consideración y en mal estado. Pero no estaría en tan mal estado cuando el 1 de agosto de 1787 saludó con una salva de siete cañonazos, la entrada en la villa del arzobispo compostelano Señor Bocanegra. Este castillo fue tomado por los ingleses el 22 de julio de 1805, muriendo en la refriega el comandante y quedando desde esta fecha una serie de lisiados en la villa, al arrojarse sus defensores, desde los muros, para huir del ataque. La causa del desastre se atribuye al poco caso que los jefes hicieron de los avisos que, acerca de las intenciones del enemigo, se le hicieron, además de la falta de auxilio que tuvieron los sitiados. Las fuerzas atacantes pertenecían a la escuadra del almirante Calder que, después del combate llamado de Finisterre, entre la escuadra franco-española y la inglesa, destacó unos buques que bombardearon a Muros, arrasando muchos edificios y tomando el castillo. En 1827 se señala que existe un castillo muy bueno, con su cuartel para la guarnición, que se haya abandonado. Después de sufrir una completa transformación, en su parte más esencial, al ser casi destruido para levantar la Lonja Municipal, quedó el resto destinado a cárcel, perdiendo por esta causa su típico valor histórico, desapareciendo su aspecto de fortaleza.

Frente Norte. Este fue el último resto conservado del castillo, arrasado para levantar la lonja.

En este plano de 1861 aparece el castillo, la muralla y la batería.
Además del castillo citado, contaba la Villa para su defensa con otras piezas de artillería colocadas en puntos diversos. Uno de estos lugares era el llamado Curro de los Toros, en la plaza del Ayuntamiento, en la que estaba instalada una batería de cinco cañones de hierro, precisamente en la actual curva que hace el malecón de la Marina (hoy ampliada para ensanche de la plaza en el arranque del muelle del Sur). En este lugar y a la orilla de la playa, se alzaba un murallón de piedra capaz de sostener e instalar las mencionadas piezas. Muchos de los cañones de calibres varios y de la batería estuvieron muchos años abandonados en la playa y en el muelle Sur, alguno sirviendo de estaca de amarre de las embarcaciones; estos cañones eran de hierro.
Frente a esta batería, al otro lado de la bahía y en la isleta de San Antón (Laxeiras), había un cañón que enfilaba a la Villa cruzándose con la batería de la playa y con el castillo.


Cerca del Cabo Rebordiño había otra batería, cuyos cañones estaban emplazados en una plazoleta circular de piedra, cuyos restos se dice que todavía se conservan pero que nosotros no encontramos, cerca del Faro, en la carretera de Muros a Corcubión. Quizá la ampliación de dicha carretera arraso los restos.
Tales eran las defensas oficiales con que la Villa contaba en tiempos pasados para su seguridad.