Estaba situado en la cota más alta de la colina donde se asienta el caserío, dominando el río Ebro.
Después de servir de cuartel a la Guardia Civil, fue abandonado. Se demolió por razones urbanísticas en la década de los ochenta del siglo XX.
Se trataba del castillo palacio de los Alagón, típicamente urbano, de gran trayectoria histórica. Era un cuadrilátero de 40 m de lado. Se conservaban los dos recintos, de toscas piedras. Destacaba por una portada con arco semicircular y el escudo con los seis roeles de los Alagones. También era de interés una salita que debió ser la capilla, que conservaba sus muros y vestigios de sus bóvedas estrelladas con complicados escudos labrados en las ménsulas.
Han quedado en sus aledaños, dos calles que hacen referencia a sus portales.

