En la montaña que domina la ciudad, a 1.242 m. de altura. Disfruta de una posición privilegiada desde tan gran altura sobre Albarracín y todas sus defensas. Existe un sendero que desde el caserío asciende hasta él.
Aunque parece bueno y está restaurado, no muestra demasiado buen aspecto.
Se compone de una gran torre con un pequeño y extraño recinto. La torre es de planta rectangular (10 x 7 m), sobre una áspera roca e inaccesible sin escalas en origen. Ahora presenta una puerta en la cámara baja, de apertura reciente, una vez perdió sus funciones defensivas. De todos modos permanece cerrada y no se puede visitar. Su aparejo es la mampostería colocada verticalmente, al contrario que en la muralla adyacente. Al Norte, la torre se aboca a un ancho y profundo foso excavado en la roca que separa las fortificaciones de un posible ataque desde la montaña que le hace de padrastro. La torre está rodeada en las cuatro direcciones de un muro que forma un escalón sobre ella, dándole un aspecto característico. En su interior conserva un aljibe.
Frente Este.
Frente Norte. Se observa el enorme foso excavado directamente sobre la roca.
Frente Sur. Lugar donde se sitúan las puertas, intramuros.
Torre musulmana califal construída en el siglo X, al mismo tiempo que la alcazaba y las murallas. Más tarde, fue reformada por Pedro el Ceremonioso, quién la dejó con la estructura actual. Siempre tuvo alcalde propio, distinto del castillo principal, lo que le daba cierta autonomía. En 1287, lo poseía Gonzalo Ruiz de Azagra, cuando el rey depuso del señorío a su hermano Fernando.