Muralla Musulmana de Albarracín

Impresionante vista de Albarracín y sus defensas desde el Sur, con la torre de Doña Blanca en primer término, la alcazaba a la izquierda, la muralla cristiana y el castillo del Andador, encima del monte, y los restos poco visibles de la cerca musulmana.

Cercaba la ciudad musulmana propiamente dicha, situada en lo alto de un meandro rocoso del río Guadalaviar o Turia, englobando al caserío y a la alcazaba. En una posición extremadamente espectacular que ha convertido a esta población en mundialmente célebre.

Está prácticamente perdido este recinto, quedando escasos restos.

El primero de los recintos, que corresponde a la medina o primitiva ciudad musulmana, estaba rodeado por una muralla sin torres y con una sola puerta (Puerta de Hierro) situada en las inmediaciones de la plaza Mayor. No obstante, se conoce la existencia de, al menos tres postigos (de la Escalera, de la Judería y de la Morería) que permitían el acceso al río y a sus huertas.

Torre de Doña Blanca: Formaba un reducto, a modo de castillo, que defendía el extremo meridional de la fortificación. Es de planta cuadrada y mide 18 metros de altura. La fábrica es de mampostería y curiosamente presenta trocitos de hierro en sus juntas. La puerta de acceso está en la parte Norte y se sitúa a media altura. Presenta cuatro plantas. La última planta es un verdadero mirador sobre la ciudad. Las últimas excavaciones han mostrado restos que presuponen fuera en su origen, árabe, aunque siempre se ha creído que su construcción tuvo lugar en tiempos de Jaime II de Aragón. En el siglo XVII era la biblioteca del convento de los dominicos que ocupaba el recinto del cementerio actual. Ha sido restaurada por la Fundación Santa María de Albarracín, siendo utilizada como muestra de exposiciones relativas a la ciudad de Albarracín.

Restos de la muralla Este. Es muy poco lo que ha quedado en este flanco.

 

 

Espolón rocoso del extremo meridional del meandro.

Su planta rodeando al meandro le da forma de cuerno. Entre las edificaciones modernas se pueden ir descubriendo algunas cortinas árabes, muy escasas, aunque se adivine el recorrido por el trazado de las rocas. Lo más destacable es la torre de Doña Blanca y la torre de la Engarzada. Se pueden adivinar los restos de los tres postigos, pues todavía corresponden a tres senderos que descienden hacia el río.

Muralla musulmana del flanco Oeste, con detalle del interior del portillo de la Judería, aquí ubicado, y del sendero que desciende hacia el río.

En tiempos del califa Alhakem II (961-976), la familia bereber Banu-Razin estaba ya establecida en este territorio, llamado impropiamente “sahla” (llanura), cuyo centro de poder era la antigua ciudad de Santa María de Oriente. Los Banu-Razin no dependían de la Marca Superior (Zaragoza), sino de la Marca Media (Medinaceli) y su jurisdicción comprendía todo el Suroeste de la actual provincia de Teruel y el Rincón de Ademuz. De esta época data la construcción del triángulo defensivo de la ciudad, compuesto por el castillo, la torre del Andador y la torre de la Muela, construídas por Hudail. El alejamiento de estos territorios y la descomposición del califato, favorecieron su independencia, que proclamó Hudail (1013-1045). A partir de 1013 la ciudad se llamará Santa María de Aben Razin. Abdelmalik, hijo de Hudail colaboró con el Cid, pero al año siguiente de morir, los Banu-Razin fueron destronados por los almorávides (1104) y después, el territorio dependió de la Taifa de Valencia, hasta que el caballero navarro Pedro Ruiz de Azagra, bien por donación del rey Lobo de Valencia o bien por el acuerdo entre Alfonso II de Aragón y Sancho VI de Navarra (1168) se proclamó “vasallo de Santa María y Señor de Albarracín”, con plena independencia. Incluso consiguió un obispado. Más de un siglo duró la independencia de aquel curioso señorío, aunque en territorio mucho menor del que habían dominado los Banu-Razin. Sus sucesores, Fernán y Pedro colaboraron con los Reyes de Aragón, pero a partir de 1220, Álvaro, el cuarto señor, se orientó hacia Castilla, y casó a su hija y heredera Tersa con Juan Núñez de Lara, uno de los más poderosos ricoshombres de este reino y señor de Cañete y Moya, villas fronterizas con Albarracín. 

Reconstruído, aquí se muestra el postigo de la Escalera, así como dos lienzos.

 

Torre de la Engarzada.

Pedro III de Aragón decidió someter Albarracín y al arrogante Lara gracias a la neutralidad de los reyes de Castilla, pero el segundo consiguió el apoyo de Felipe III de Francia, en guerra con Aragón por la cuestión de Sicilia, por lo que el asedio y conquista de Albarracín en 1284 fue uno más de dicha contienda. Pedro III nombró alcalde del castillo a Lope Ximénez de Heredia, y señor a su hijo natural, Fernando, todavía niño, bajo la custodia de su madre Isabel Zapata (1285). Alfonso III apresó a ambos en 1287 y acordó con Isabel poner en tercería todas las fortalezas de Albarracín en poder de Lope de Gurrea por diez años. Jaime II devolvió efímeramente el señorío a Juan Núñez de Lara, el joven, hijo de los destronados, pero pronto proclamó su incorporación a la Corona (1300) y nombró alcaldes de su fortaleza a Miguel Zabala, Ximeno Pérez de Iranzo y Fernán López de Heredia. Albarracín y sus aldeas formaron una Comunidad y se gobernaban con un juez especial que duró hasta Felipe V (1707). Todavía Alfonso IV resucitó  el señorío de Albarracín para su hijo menor Fernando, en 1332, mas por sus contactos con Castilla fue asesinado por su hermano Pedro IV en 1363, quién proclamó la incorporación plena del señorío a la Corona en 1367, aunque las orgullosas gentes del país no estuvieron conformes hasta que la viuda de Fernando les liberó del juramento de fidelidad en 1379. En 1411, los partidarios de Antón de Luna, en defensa de la causa del conde de Urgel se adueñaron del castillo de Albarracín, recuperándolo tras largo sitio Juan Fernández de Heredia, frente a su defensor Juan Ruiz Moros. Nuevos disturbios se registraron en Albarracín por el asesinato del alcalde Miguel Pérez de Marcilla en 1436. Felipe V ordenó desmantelar sus fortificaciones en 1707.