Entre las huertas, el castillo visto desde el Noreste. Se aprecia la muralla exterior y la gran roca central donde se asienta el segundo recinto.
En las afueras del caserío, al Sur. Existen rótulos indicativos. También es llamado de la Encomienda.
Muy mal estado. Se encuentra abandonado y en estado de progresiva ruina. Actualmente debido a la fisonomía del terreno presenta un grave peligro de hundimiento de los elementos que quedan en pie por causa de la erosión.
Puerta actual, en el extremo Norte. Para situarla se arrasó parte de uno de los cubos, que luego ha tenido que ser apeado. La puerta original estuvo en el lado opuesto de la fortaleza.
Lienzo reparado para evitar su caída.
Lienzo Norte desde el exterior. En él se apoya un edificio interior utilizado como sala de exposiciones.
Castillo de difícil adscripción Lo que sí es cierto es que presenta dos recintos concéntricos de planta irregular, pero más o menos circular, especialmente el exterior. No obstante, se dice que debió existir otro recinto anejo que encerraba la puebla, cuyos muros se han perdido en su totalidad y que encerraba el lugar ocupado por la iglesia vieja, antigua parroquia del lugar. Para la construcción del castillo se aprovechó una ligera elevación rocosa que sobresale en medio de las huertas. Algunas rocas fueron talladas para mejorar la defensa.
Sector Noroeste del recinto exterior.
El recinto exterior es de planta poligonal, con torres cuadradas y estrechas, de poco saliente, situadas en los ángulos. Hasta nueve pueden distinguirse, en diferente estado, aunque posiblemente había alguna más. Este recinto se conserva casi en su totalidad. Tan solo algunos lienzos se han derrumbado, pero su planta es visible con claridad. Conserva almenas en numerosos lienzos, de pequeño tamaño y forma rectangular. Estos muros son de encofrado de hormigón musulmán (tabiya o tapial). Hoy la zona interna de este recinto es un campo de labor donde abundan los olivos, y se encuentran, a flor de tierra, numerosos fragmentos de cerámicas de diversas épocas.
Frente Este del castillo.
Torre Oeste, sobre una roca, diferente a las demás.
El interior de las torres está hueco y en la que mira al Este, abierta por la parte posterior, existen tres niveles, con saeteras en el inferior y el intermedio, preparadas para el tiro de flanqueo.
Torre Sureste.
Sector Sur. Por encima asoma parte del recinto interior.
Los tramos de muralla mejor conservados son los que miran al Norte, Este y Oeste, mientras que el Sur es el más dañado, aunque mantiene alguna de las construcciones más interesantes de la fortaleza, como una torre muy saliente que por el exterior presenta un frente poligonal casi semicircular, mientras que vista por su cara interna, hueca, es de base rectangular muy larga y estrecha, que está dominada por una elevada construcción situada junto a ella, probablemente una torre cuadrada más grande que las otras y a continuación, al Suroeste, tras un nuevo tramo de cortinas, otra gran torre rectangular desmochada, que ha perdido el frente, con dos grandes cámaras internas superpuestas. En esta zona debió estar la primitiva entrada a la fortaleza.
La torre poligonal vista desde diferentes ángulos.
Frente Sur.
Torre Suroeste. Ha perdido el frente, por lo que se aprecian sus cámaras internas abovedadas.
Lienzo Este.
Parte interior de uno de los lienzos.
En el centro del castillo, rodeado por la construcción antes descrita, se levanta la gran roca donde se alzaba el segundo recinto. La entrada se hacía por el Norte, por camino bordeando la roca, dominado por las murallas y torres de la construcción interna, que terminaba en una escalera, al Noreste, que ha perdido parte de los peldaños, dificultando el acceso. La gran roca que sirve de asiento a este recinto está reforzada en algunas zonas con muros. Al Este un gran muro de tapial, de diez tramos de encofrado, ha sido realzado por una construcción en mampostería que albergaría la torre del Homenaje cristiana, levantada por los caballeros santiaguistas. Sobre la roca se aprecian además, los cimientos de cortinas, de torres y aljibes en varios de sus frentes.
Escalera de acceso al recinto superior. Su mal estado es evidente.
Restos de la torre del Homenaje.
Gran torre que domina la torre poligonal.
El período del Socovos musulmán, del Squbus, terminó en tiempos del monarca castellano Fernando III el Santo, que fue el que reconquistó estos territorios. La Orden de Santiago se hizo cargo de la administración del territorio y nombró a Socovos cabeza de una encomienda vecina a la de Yeste, en la que quedaban incluidos los actuales pueblos de Socovos, Letur, Liétor y Férez. Fue en ese tiempo cuando, por gracia de Alfonso X el Sabio, Socovos alcanzaría el privilegio de villa. La situación de los terrenos que conformaban la encomienda los hacía poco apetecibles para el asentamiento de la población, ya que estaban continuamente azotados por las rafias de los musulmanes. La calma, aunque nunca total, llegó con el fin de la reconquista del reino de Granada, y este hecho permitió una paulatina repoblación. El año de 1673, Socovos pasó a depender de Cieza, pues allí se instaló la cabeza de la Gobernación del Valle de Ricote. A mediados del siglo XIX, cuando desapareció la jurisdicción santiaguista, Socovos quedó libre de su dependencia y de su cargo como cabeza de la encomienda a la que daba nombre.
El castillo fue reparado en tiempos de Felipe II por el maestro de mampostería Nicolás de Ledesma, y después perdida ya su función estratégica, se fue deteriorando.