
El castillo visto desde el Noreste. A su izquierda se abre el cráter, y a la derecha, laderas verticales que descienden hacia la dilatada llanura.
Sobre el volcán Guanapay, de 445 metros de altura, prácticamente en el centro geográfico de la isla de Lanzarote. Se ha levantado en el borde Norte del cráter, dominando la villa de Teguise, que se alza a sus pies. Su dominio óptico es dilatadísimo. Casi toda la isla se divisa desde sus torres. También es llamado Castillo de Guanapay. Su acceso es sencillo, pues asciende una carretera hasta la fortaleza, donde existe un aparcamiento.
Excelente estado. Fue restaurado en 1991 con acierto.

El castillo visto desde el Sur.
Castillo montano de planta romboidal. Es extraña su planta regular en tan estrecho lugar. Seguramente se deberá a su construcción en el siglo XVI, cuando la artillería ya era usada por todos los ejércitos. Por ello cuenta con cuatro torres abaluartadas en sus cuatro ángulos. Al Noreste y Suroeste son circulares, y al Noroeste y Sureste, pentagonales. La altura de sus muros es baja con respecto a otras fortalezas, presenta almenas, diversas saeteras en todo su perímetro y una curiosa torre central, que bien pudo ser la primitiva torre de vigilancia que hubo en este lugar. La entrada está situada en el lienzo Oeste, en altura, y para llegar a ella existe una escalera de piedra con un puente levadizo todavía conservado. Su interior se encuentra en perfecto estado, albergando el Museo del Emigrante Canario.



Diferentes aspectos de la entrada elevada y el puente levadizo.



En medio de la llanura, sobre el borde del cráter del volcán Guanapay, se alza la fortaleza.

Flanco Oeste.
Lienzo Norte.


Maqueta del castillo situado en su interior.

Aspectos de la terraza. Se observan las garitas, la torre central y la galería.

Es el castillo más antiguo del archipiélago canario. Se levantó en el siglo XVI sobre los cimientos de una primitiva torre de vigilancia que construyó Lancelotto Malocello en 1312. Su objetivo fue dar cobertura y protección a los habitantes de la villa de Teguise, entonces capital de la isla, ante los frecuentes ataques piratas que sufría la población. Su construcción se debe a Sancho de Herrera. La historia del castillo viene marcada por los sucesivos ataques piratas. Así, en 1551, es el pirata francés “El Clérigo” y luego el turco “Cachidiablo” quienes atacan. En 1569 le toca el turno al pirata “Calafat”. En septiembre de 1571, Dogalí “El Turquillo” desembarcó en el puerto de Arrecife sin encontrar resistencia. El conde de Lanzarote, Agustín de Herrera, ante la falta de milicianos y armas, se vió obligado a refugiarse, junto con la población, en el castillo. Tras el saqueo de la villa, los piratas pusieron sitio al castillo. Dogalí marchó de la isla el 7 de octubre con un gran botín, 90 mujeres y 25 hombres, para venderlos como esclavos. La isla quedó en ruinas, lágrimas y hambre. En febrero de 1581 dos navíos piratas franceses desembarcaron en Arrecife con ánimo de atacar Teguise. Agustín de Herrera al ver que los franceses solo contaban con 50 hombres decidió pasar a la ofensiva. En lugar preciso les tendió una emboscada, causándoles numerosas bajas y haciéndolos huir. Pero el ataque más sanguinario tuvo lugar en 1586 a cargo del famoso corsario Morato Arráez “el Grande”, quién llegó con siete galeones. El ya marqués, don Agustín de Herrera se refugió en el castillo de nuevo, con más de 1.000 habitantes de la isla. Los piratas saquearon la villa de Teguise bárbaramente antes de atacar tres veces el castillo. Pero el castillo resistió. Don Agustín de Herrera consiguió abandonar el castillo ante el mal estado que presentaba el edificio tras los tres ataques. Esta sorpresa enfureció a Morato Arráez, quién mando destruir el castillo. Tras firmar un tratado de paz los dos líderes, los piratas abandonaron la isla, dejándola completamente arrasada y en la más espantosa miseria. El rey Felipe II, teniendo conocimiento de los destrozos causados en el castillo, envió al ingeniero militar Leonardo Torriani para su reparación, cosa que llevó a cabo en 1590. Esta reconstrucción dejó al castillo como puede observarse en la actualidad. En 1598, George Clifford, conde de Cumberland, desembarcó en la isla y tomó el castillo sin resistencia, pues todos sus habitantes, incluídos cien soldados, huyeron. En 1991, restaurado, fue destinado a albergar el Museo del Emigrante Canario.

Torre Sureste.

Garitón que defiende la entrada desde la torre Sur.
El castillo visto desde las calles de la villa de Teguise.


Interior del castillo.
Interior del castillo. Aspecto de las saeteras de una torre.

