En una finca agrícola llamada San Gregorio, en un pequeño cerro situado entre las casas y las naves de la explotación agropecuaria, a cuatro kilómetros del pueblo y a unos 300 metros de la carretera de Alatoz, de la que parte un camino que nos conduce hasta él.
Ruina total. Solo conserva algunos lienzos muy ruinosos y restos muy pobres de tres cubos
Extremo Norte, recayente al arroyo que discurre a sus espaldas.
Castillo montano de planta poligonal irregular adaptada a la superficie disponible en el pequeño cerro donde se asienta. Cuenta con un área de 2.600 m2 aproximadamente que cubre un solo recinto. O por lo menos, solo quedan muros de un recinto. Las torres del Sur son musulmanas, realizadas en tapial, como las cortinas del entorno. Una de ellas está reformada en mampostería siendo esta zona, en la cual hubo foso, la que conserva muros de mayor altura. Por el contrario, las cortinas del Norte son totalmente cristianas realizadas en mampostería por hiladas. Toda la zona Este presenta un acantilado rocoso sobre el cual no queda ningún resto murado
Los restos del castillo vistos desde la carretera de Alatoz.
Torreón Oeste
Torreón Sur
Torreón Suroeste
Vista general del castillo desde el Oeste.
Castillo musulmán aprovechado y reformado más tarde por los cristianos. Fue conquistado entre 1242 y 1243 al mismo tiempo que el resto de tierras de Almansa. Fue donado por el infante Alfonso, en 1242, a don Pedro López de Harana, con el compromiso de respetar los usos y costumbres de los musulmanes. Durante la revuelta mudéjar de 1264, el valle de Alpera fue uno de los focos de resistencia, por lo que el infante Alfonso solicitó ayuda a la corona de Aragón para sofocar la revuelta. Don Jaime donó el castillo y la villa de Alpera al caballero Guillén de Rocafull. En 1265, Alpera terminó por integrarse en Chinchilla. Tras estas revueltas el castillo debió quedar abandonado, pues ya no vuelve a ser nombrado en documentos posteriores.