Los restos del castillo, desde el Norte. Al fondo, el valle del Vinalopó.
Ocupa una arista montañosa desprendida del núcleo principal de la Sierra de la Villa por una estrecha vaguada, dominando el valle del Vinalopó a una cota mucho más elevada que el castillo de la Atalaya y la ciudad de Villena. Se accede a él desde la calle del Calvario, la cual se transforma en un sendero P.R. cuando llega a la montaña. Después de unos diez minutos caminando nos encontramos con una bifurcación. Seguir por la derecha, y al frente, sobre la montaña, ya se observan los restos del castillo.
Muy mal estado. Todas las construcciones ibéricas se han perdido debido a la gran erosión del cerro y al aprovechamiento de los materiales por parte de los constructores del castillo. De época medieval quedan restos de los torreones y del aljibe, y algún basamento de muro.
Restos heterogéneos del sector central del castillo, muy arruinados.
Castillo medieval construído sobre un poblado ibérico, y éste, sobre uno de la Edad del Bronce. De ambos poblados se han encontrado restos, y de época ibérica, todavía existen varios aljibes excavados en la roca, tanto en una como en otra vertiente, escaleras y entalladuras para recoger el agua, y otras triangulares, a modo de rincones, todas ellas talladas en la piedra. Los restos medievales aparecen sobre una estrecha meseta que tiene una anchura máxima de 7 m. en el extremo Norte y que presenta una planta con forma trapezoidal irregular. Toda la obra es de mampostería trabada con argamasa caliza. Defendiendo la entrada por la vaguada se alza un torreón aquillado. En el extremo opuesto existe otro, y los dos están unidos por murallas de 25 m. de longitud y 1 m. de espesor. A partir de este último cubo la muralla continuaba hacia el Suroeste hasta otro torreón, situada a más baja altura y a 12 m. de distancia. En el interior del recinto hay un gran aljibe rectangular, a pesar de que los aljibes ibéricos fueron utilizados por los ocupantes del castillo, pues todavía hoy se encuentran en buen estado. Se creyó durante siglos que era una simple torre-atalaya. Cerca del torreón aquillado se abre una cueva en la que se descubrieron restos humanos y de animales, así como cerámicas y utensilios neolíticos. En una explanada cercana aparecen restos y cimientos de la desaparecida ermita de San Cristóbal.
Aljibe.
Exterior e interior del torreón aquillado, en el extremo Norte, frente a las alturas de la sierra.
Lienzo que descubrimos en una de las laderas, por debajo del nivel del castillo y fuera de su recinto. Desconocemos sus funciones. A la izquierda en 2009 y a la derecha en 1995. Su deterioro es evidente.
Aljibes ibéricos, con restos de escaleras, todo ello excavado en la roca. Arriba se observan las marcas de paleta realizadas por el artesano ibérico. En el año 2009 estas marcas habían desaparecido.
En el año 713, la “kura de Todmir” (Teodomiro) la componían siete ciudades, una de ellas identificada por varios autores como Villena. El castillo de Salvatierra se construyó entre los siglos X y XI y perduró hasta el XIV. Fue levantado en tiempos del Califato de Córdoba, así como las primitivas estructuras del de la Atalaya. En fuentes cristianas es mencionado por primera vez en 1299, como dote en la boda de Don Juan Manuel, señor de Villena, ante la infanta Doña Isabel de Mallorca. Ante la segunda boda de Don Juan Manuel con la infanta Doña Constanza, hija de Jaime I, sucedió lo mismo en 1306, pero esta vez, caballeros aragoneses ocuparon el castillo para asegurar el compromiso, pues la infanta tenía 6 años de edad. En 1312 se formalizó el matrimonio hipotecando Don Juan Manuel los castillos de Villena, Sax y Salvatierra. Por éste prestó homenaje su alcaide Guillermo Dufreix. Por las mismas fechas, Don Juan Manuel comenzó a levantar las murallas de Villena y a reforzar el castillo de la Atalaya. Con estas acciones el castillo de Salvatierra debió perder eficacia y poco a poco fue quedando en el olvido pues ya no aparece en documentos posteriores.
Restos muy degradados del torreón Sur. En primer término, grabados en la roca se observan los puntos de la “mancala”, pasatiempo musulmán. Al fondo, en la ciudad, asoma el castillo de la Atalaya.