Castillo de Requena

El castillo o antigua alcazaba se encuentra en el centro del casco urbano de Requena, en el antiguo barrio de la Villa, levantado sobre una colina alargada y orientada al Noreste-Suroeste. Esta colina es de piedra tobácea, fácil de trabajar y excavar. El recinto del castillo se sitúa en la cota más elevada, justo en su extremo Noreste. El acceso a su recinto está cerrado al público. Solo está preparada para la visita turística la Torre del Homenaje.

Bastante buen estado. La mayor parte del recinto todavía está oculto por diversas casas, pero el resto ha sido restaurado con acierto, tanto la torre del Homenaje como casi todo el flanco meridional.

Única puerta de entrada al castillo. Es de acceso directo y aparece defendida por un matacán.

Castillo montano de planta irregular que sustituyó a la antigua alcazaba musulmana en el siglo XV. Consta de un recinto reforzado con cinco cubos cuadrangulares y la gran Torre del Homenaje situada en su ángulo Oeste. A lo largo de los siglos ha sufrido diversas restauraciones y adaptaciones que se observan en sus muros de tapial, mampostería, sillería y ladrillo. Algunas partes del castillo, fundamentalmente los cuerpos superiores de las dos torres centrales, fueron construídas siguiendo las costumbres mudéjares de otros edificios militares castellanos. Se aprecia aquí el uso de un encintado con mampostería y ladrillo en las esquinas y aspilleras, de forma semejante a como se hacía en edificios de Toledo o Castilla la Vieja. Existen dos torreones en el lienzo Sur que sobresalen en altura y espesor, flanqueando la única puerta del recinto, en los que se combina el mampuesto, el sillarejo, ladrillo y sillar. El lienzo de muralla entre los dos torreones es de mampuestos y su continuación es de tapial. Presenta una altura de 10 m. y un grosor en su muro de 3 m. Encima de la puerta se ubica un escudo muy deteriorado y un elegante matacán. En el torreón de la derecha destaca el aprovechamiento de una lápida romana de un liberto Mesenius que la dedica a su hermana de origen griego. 

El interior ha quedado diáfano y sin ninguna construcción. Los muros de los sectores Norte y Este todavía se encuentran ocultos por viviendas particulares y no son visibles. Frente a la entrada del castillo existió otra línea defensiva formada por una barbacana, con una puerta custodiada por dos cubos de planta semicircular de sillería, conocidos popularmente como “los cubillos”. Además contaba con un puente levadizo que salvaba un foso. Los restos de la barbacana han quedado ocultos en el subsuelo. En su día, la Plaza del Castillo era mucho más amplia que hoy día, sin todos esos edificios que la invaden.

Torreón Este, situado a la derecha de la puerta. Se aprecia la diversidad de su fábrica, los mechinales de las antiguas casas adosadas y la lápida romana reutilizada como sillar de sus muros.

Torreón Oeste, situado a la izquierda de la puerta.

 

 

Patio interior del castillo, como se ve, totalmente rodeado de viviendas adosadas.

En primer término, el cubo derecho de la cerca. Al fondo, la Torre del Homenaje.

En primer término, la Torre del Homenaje. Al fondo, el cubo izquierdo de la cerca.

La Torre del Homenaje es de grandes dimensiones, de planta cuadrada de 16’5 m. de lado y 23’5 de altura. Fue alzada en el siglo XV como primer elemento de un proyecto de reforma que debió afectar a todo el castillo, pero que no fue acabado, como muestra el potente e inacabado muro que se integra en el ángulo Norte de la torre y que alberga el único acceso original a la torre por medio de una estrecha escalera que alcanzaba el adarve y el último piso de la fortificación. En su exterior destaca la moldura o cordón en forma de soga con nudos en las esquinas que marca el tránsito entre los dos cuerpos de la torre. Sus almenas fueron eliminadas pero se reconstruyeron en 1961. Las características de la torre responden a las nuevas necesidades artilleras de la época. Interiormente se estructura en tres plantas, la última con uso residencial, y desde todas ellas se podía sacar agua de un pozo que se ubica en su subsuelo. Sus muros están formados por dos hojas de sillares y sillarejos con el interior relleno de ripio y mortero de cal. La torre se convirtió en el baluarte principal del sistema defensivo de Requena, cobrando especial protagonismo en la Guerra de Sucesión, pero la pérdida progresiva de su función defensiva, la llevó a convertirse en prisión, uso que perduró hasta mediados del siglo XX. Actualmente su visita está musealizada.

Detalle de su fábrica.

Azotea de la torre con las almenas de 1961.

La Torre del Homenaje responde a las nuevas necesidades artilleras del siglo XV. Su robustez, su disposición, la protección que da a la única puerta de acceso, nos indican su nueva función. Fue terminada en 1423.

 

 

 

Pasadizo en la muralla y puerta actual de la torre. Originalmente se penetraba desde el adarve.

Una de sus puertas interiores.

 

Escalera que comunica las distintas plantas de la torre, embutida en su grueso muro.

A la izquierda, brocal del pozo situado en la última planta. Por medio de una acanaladura en el muro puede cogerse agua en todas las plantas de la torre.

 

 

 

Muro y puerta que separan en dos el espacio de la primera planta.

Tras la conquista cristiana (1238), la fortaleza de Requena se convirtió en el primer bastión de Castilla frente al recién nacido Reino de Valencia. El proyecto de reforma integral del castillo del siglo XV no se completó debido a la unión dinástica entre las coronas de Aragón y Castilla y la consiguiente pérdida de Requena como frontera militar.

A finales del siglo XVII y principios del XVIII se construyeron casas adosadas a sus muros. El abandono progresivo de la alcazaba supuso su deterioro, pero siguió teniendo usos no defensivos, como plaza de toros o frontón del juego de pelota. En los últimos años se han derribado las casas adosadas a su robusta muralla en la zona de la puerta principal.

Imágenes de la última planta de la torre, de carácter residencial.