
En la vertiente Noroeste de la Sierra de Irta, a unos 2 km. de la población y a 431 m. de altura, dominando todo el valle y el camino que pasa a sus pies. Para llegar hasta él hay que partir desde el pueblo por la c/ del Castillo que nos lleva hasta el cementerio. Desde aquí hay que cruzar la autopista por un túnel. Al otro lado nos encontramos un cruce de tres caminos, seguiremos por el del medio que, sin pérdida, nos llevará hasta el castillo que ya divisaremos en la distancia.
Mal estado. Lo mejor conservado es el conjunto de la torre del Homenaje, la puerta, los muros que la flanquean y la cisterna. Lo demás está muy arruinado. No obstante, gracias a su situación inaccesible ha podido salvarse en gran parte, a pesar de que fue abandonado ya en el siglo XV.

Almenas conservadas en bastante buen estado en el lienzo Norte.


Torre del Homenaje.
Castillo de tipo montano y planta irregular, acoplándose su perímetro a la peña donde se asienta. Ocupa una superficie de 1.800 m2, con una longitud máxima de 57 m. y una anchura de 45. Lo conservado pertenece a época cristiana, tanto por sus materiales, en los que predomina el sillarejo de dimensiones regulares, como por su estructura, a pesar de que en la entrada aparece un muro de tapial. Sorprende por su buen estado la gran torre del Homenaje, de buen sillarejo, con planta rectangular de 8 x 4 m. No ha perdido el coronamiento y de sus tres plantas queda la bóveda de la segunda. Tiene una cuidada ventana con arco de medio punto y su acceso debió estar elevado. Mantiene una altura de 12 m. Se encuentra al Suroeste del recinto, defendiendo el punto más débil de la fortificación, y desde ella nacen dos gruesas cortinas que son las mejor conservadas del conjunto. Adosada a una de ellas está la cisterna, con unas medidas de 8 x 3 metros, y sorprendentemente, todavía en funcionamiento, llena de agua. Aparece una torre al Noroeste, que solo conserva un lado y los arranques de los otros dos, también de 12 m de altura, y al Oeste, los restos bastante arruinados de otra. Quedan algunas almenas en el lienzo Norte y diversas aspilleras en varios puntos. Es destacable el buen estado de la puerta de acceso, con arco de medio punto con buenas dovelas, y la curiosa entrada con barbacana y varios muros en zig-zag para dificultar el ataque a los posibles invasores. En el interior de la puerta se observan tres agujeros o gorroneras que servían para asentar las traviesas de madera.

La torre del Homenaje vista desde el interior. Conserva algunas ventanillas y el gran agujero que parece puerta, no es tal.


El castillo visto desde el Este, por el camino de acceso.

Aspecto exterior de la cisterna, todavía conservando agua.
Sector Este de la fortaleza, con la torre del Homenaje.



Torre Noroeste, en precario equilibrio.



Puerta de acceso al castillo, vista desde el exterior y desde el interior. Y curiosa entrada en zig-zag defendida por muros almenados.


Enorme grosor presenta el lienzo Este. Aquí visto desde arriba.
Su origen es musulmán. Fue donado por Alfonso II de Aragón a la Orden del Temple en 1189 después de ser conquistada por éstos, pero al estar rodeado por vecinos musulmanes poderosos como Peñíscola y Chivert, tuvo que capitular. Fue conquistado definitivamente por Jaime I en 1233 y donado a la Orden de Calatrava. Tras una reclamación del Temple exigiendo que se cumplieran las promesas dadas con anterioridad, los de Calatrava les cedieron el castillo en 1286. El Temple repobló el lugar concediéndole carta-puebla. Al extinguirse esta orden en 1319, el castillo pasó a la Orden de Montesa junto con todas sus posesiones. Debido a lo enriscado del lugar no debió poseer demasiada población y sus moradores se trasladaron pronto al valle. En 1430 fue abandonado y en 1593, al incorporarse a la Corona los Maestrazgos de las órdenes militares, Pulpis ya no se incorporó por estar arruinado. Hoy es propiedad de la Diputación Provincial de Castellón.
