Castillo de Polop

En el cerro que domina desde el Norte al pueblo. Se accede a él por un camino que parte desde las casas.

Muy mal estado. Comenzó su destrucción al construirse el cementerio en él. Incomprensiblemente, las obras realizadas hace pocos años para rehabilitar sus accesos y construir jardines, han arrasado con todos los restos que quedaban.

 

 

 

Sector Noroeste. Se aprecia la moderna reconstrucción de los muros.

Constaba de un recinto poligonal de reducidas dimensiones, levantado en tapial sobre hiladas de mampostería caliza en disposición de cremallera, donde se alternaban lienzos de muro con cubos de planta rectangular. En época reciente se ha recrecido, por encima del tapial, otra vez con mampostería algo basta. También contaba con cubos semicirculares de mampostería adosados a sus muros, fruto de las obras realizadas después de la conquista cristiana para disponer el castillo como cabeza de la baronía durante los siglos siguientes. Pues bien, gracias a las recientes obras, no existe ningún cubo, ni semicircular ni rectangular. Todo ha sido eliminado. Solo han dejado el perímetro exterior, pero añadiéndole varios metros más de altura con piedras trabadas con cemento. Del primer recinto, que servía de antemural o barrera, apenas queda nada, al acondicionarse los accesos y el calvario. Queda al Oeste, sin embargo, el aljibe, de planta trapezoidal, construído en tapial y enlucido con mortero de cal de tonalidad blanquecina. En el interior del cementerio también se observa un gran lienzo muy arruinado que parece ser que pertenecía a la torre del Homenaje.

 

 

 

Aljibe.

Diversos aspectos de los muros perimetrales en disposición de cremallera, recrecidos hace pocos años. En la imagen inferior se aprecian algunos muros de tapial árabe.

Fortaleza almohade del siglo XII. Después de la conquista se mantuvo como parte de los territorios cedidos por el rey Jaime I a los familiares del caudillo musulmán Al-Azraq, concretamente a un sobrino. Hasta que en 1271 fue cedido al caballero catalán Beltrán de Bellpuig, según privilegio fechado en Onteniente, a condición de que él y sus herederos fijasen su residencia en el castillo con el objeto de poder atender a su defensa y evitar sublevaciones moriscas, al ser lugar muy cercano a la frontera. En 1277 pasó a formar parte del señorío de Bernat de Sarriá, señor de Callosa. Posteriormente y mediante carta testamentaria, el castillo y su alfoz, pasaron a poder del infante don Pedro, hasta que, ya bien entrado el siglo XV, quedó en manos de don Diego Fajardo, iniciándose el periodo de esplendor de la Baronía de Polop que abarcó los siglos XVI-XVIII. La baronía la componían Polop, La Nucia y Benidorm. En 1520, durante las Germanías, los moriscos se refugiaron e hicieron fuertes en el castillo. Tras resistir un asedio de varios días se rindieron con la condición de bautizarse y de respetar sus vidas. Pero los agermanados no cumplieron su palabra y la mayoría fueron pasados a cuchillo. En 1609 fueron los cristianos quienes se refugiaron en el castillo llevándose consigo el Santísimo Sacramento de La Nucia ante el temor de posibles represalias por parte de los moriscos contra los que se había decretado orden de expulsión. Y ya en pleno siglo XIX, la última propietaria, la condesa de Montealegre lo cedió al Ayuntamiento para construir el cementerio.

 

 

Lienzo situado en el interior del cementerio. Se piensa que perteneció a una posible torre del Homenaje.