Castillo de Moraira

Sobre unas rocas en la playa de la Ampolla, dominando toda la rada de Moraira. Su acceso es sencillo pues ha quedado englobado por el casco urbano de la población. Incluso el paseo marítimo discurre a escasos metros de su parte trasera.

Excelente estado. Fue restaurado a principios de los años 80.

 

 

 

Frente Sur.

Fuerte artillero, muy escaso en la Comunidad Valenciana. Su curiosa planta es conocida como de “pezuña de buey”, con una fachada semicircular al Sur y una fachada Norte con dos semibaluartes. El ingreso se realiza por la parte Norte donde había una tenaza de protección delante de la puerta en arquitrabe, a la que se accedía después de haber cruzado un foso, sobre el que se disponía de un puente levadizo, pero todo ese conjunto ha desaparecido. En el proceso de restauración realizado los últimos años apareció un fragmento de esta puerta-puente que era de una gruesa madera protegida por una plancha de hierro. Las paredes están ataludadas con una altura de 10 metros y construidas con mampostería, revestidas con sillares de piedra procedente de la misma zona costera.

Una moldura de media caña marca el límite entre el cuerpo del edificio y la cubierta, protegida por un pequeño muro que presenta siete cañoneras, donde se colocaban los cañones. En la esquina que mira hacia poniente se puede apreciar el arranque de lo que debió ser una barbacana o garita de vigilancia.

El interior está dividido en tres naves, separadas por dos gruesos muros. Las dos laterales son de dimensiones reducidas comparadas con la central que ocupa la mayor parte de los poco más de 200 m2 que tiene de superficie total. Originariamente estas naves estaban cubiertas con bóveda construida con ladrillo macizo. Todo el interior quedaba iluminado por tres ventanas, situadas en la fachada semicircular, además de otras ubicadas sobre la puerta de entrada. Dos aspilleras situadas en la fachada Norte iluminaban la escalera de caracol y una pequeña sala situada en la nave Este. Existe un aljibe en el sótano y una escalera de caracol en la esquina Noroeste que permite el acceso a la terraza plana, protegida por un parapeto en el que se abren los huecos para la colocación de la artillería.

 

 

 

 

Aljibe.

A unos pocos metros al Este del castillo, se encuentra un pequeño aljibe, de la misma época del fortín, que servía para almacenar el agua para el consumo de su dotación. Es de planta rectangular y está cubierto con bóveda de sillares de tosca (piedra arenisca). Recientemente ha sido restaurado. La intervención que se ha acometido en el aljibe, ha consistido fundamentalmente en su limpieza y la adecuación del entorno del mismo, eliminando la tierra añadida hasta dejar a la vista la roca. 

Esta fortificación fue el producto final de una serie de proyectos infructuosos anteriores destinados a la protección y salvaguardia de la costa, que continuamente era invadida por piratas berberiscos, quienes además de castigar la costa, llegaban hasta la misma villa de Teulada.

Fue terminado en 1742 como atestigua el escudo borbónico que hay sobre la puerta, de mármol blanco. Al parecer aún estuvo en funcionamiento hasta mediados del siglo XIX, contrariamente a las teorías que sitúan su destrucción por los ingleses a principios del siglo XIX. Esta afirmación se basa en la existencia de un atajador de ese castillo que aún vivía a mediados de este mismo siglo.

A principios de los años 80 fue restaurado siguiendo en la parte exterior un criterio de aproximación al estado original. El interior, en cambio, se modificó en parte respecto a la forma primitiva, habiendo desaparecido las dos chimeneas que flanqueaban la ventana central. Se ha cubierto un patio central y no se ha reconstruido un entresuelo que había en la nave Oeste. Las obras han consistido en la limpieza de piedra caliza porosa con agua a presión hasta tres metros de altura y la reparación de la iluminación exterior.  En cuanto a la escalera de caracol que da acceso a la atalaya, se ha cubierto con un vidrio templado, se ha colocado una puerta en la salida de la escalera, se han eliminado las señales de entrada de agua y se han creado unas cureñas para los cañones.

Por otra parte sabemos que en la construcción de la ermita de la Virgen de los Desamparados de Moraira, hoy parroquia, entre 1875 y 1878, se utilizaron parte de los sillares del castillo, así como en la edificación de otras casas se emplearon materiales procedentes del mismo.

En esta imagen antigua se puede ver el pequeño pueblo de pescadores de Moraira, antes de su invasión urbanística.