Castillo de Monteagudo

Flanco meridional, por donde sube el acceso.

Lo podemos encontrar en un bello lugar. Bello y sorprendente, como tantos otros de nuestra geografía. Desde el fondo de la amplia cubeta que forma el valle del río Guadazaón, que forma un amplio foso que lo separa de las sierras contiguas, se alza una espectacular montaña cónica, cuya cima a 1.054 m de altura es ocupada por el castillo. Desde esta gran altura, el castillo asoma por encima de las alturas circundantes en muchos kilómetros a la redonda, salvando prodigiosamente el valle.

Grave pérdida de materiales. Algunas zonas del castillo se desmoronaron en el pasado y han sido rehechas, lo que se nota por la gran diferencia de color en los materiales empleados. Y el resto del castillo no se ha desmoronado todavía pero lo hará si no se pone pronto remedio.

Frente oriental.

Imágenes de los paramentos meridionales. Aparecen un par de curiosos torreoncillos embutidos. Se aprecia la degradación del mortero y el desprendimiento de piedras. Así como las partes reparadas.

El único cubo cuadrangular del castillo.

Castillo roquero de planta irregular adaptada al espacio disponible en lo alto del cerro y con un solo recinto. Los muros del castillo se convirtieron en prolongación de las rocas. Incluso es posible que algunas de ellas se recortaran para hacer más difícil su escalada. Presenta una superficie aproximada de 1.900 m2, estando su interior diáfano, a excepción de un gran aljibe excavado en la roca. Por el exterior los muros presentan gran altura pero en el interior, casi acolmatado, el suelo llega en algunos puntos al nivel de los muros. Su entrada estuvo situada en el ángulo oriental, después de un duro ascenso por buen camino. Quedan sus basamentos pero al reconstruir el muro Noreste se dejó un gran boquete a modo de puerta. Todo el flanco Noreste se desplomó hace años y fue reconstruído al completo. Este es el único flanco que cuenta con barrera. Se conservan tres cubos circulares y uno cuadrangular, pero es evidente que en las dos esquinas orientales debieron existir otros dos. Tanto el flanco Noreste como el extremo meridional se cayeron y fueron reconstruídos después, pero en piedra blanquecina, por lo que se distingue perfectamente lo viejo de lo nuevo. Los muros tienen dos metros de espesor, con fábrica de mampostería de buen tamaño trabada con mortero de cal. Las piedras tienen encaradas hacia el exterior sus lados más lisos.

 

 

 

Al reconstruir el muro Noreste se dejó un agujero para poder penetrar en el castillo con facilidad.

 

 

 

 

Restos de la barrera.

Muro Noreste. Visto desde el exterior y desde el interior del castillo.

Esquina Norte. Donde falta un desaparecido cubo. En el suelo, tapado con una reja metálica, aparece el aljibe. Se aprecia el color de los muros viejo y nuevo.

Muro Noroeste.

 

 

 

Interior del muro Noroeste.

Construido con toda seguridad por los musulmanes en fecha anterior al año 1000. No obstante, las estructuras constructivas conservadas son de factura cristiana del siglo XII. La fecha exacta de donación de esta fortaleza al obispado de Cuenca por parte de Alfonso VIII es el 12 de abril de 1187, momento en que el rey donó el castillo y su portazgo, ya que este castillo hacía las veces de puerta de levante. También se sabe que pasó a poder del Señorío de Valverde, pero se desconoce la fecha.