
En el centro del pueblo, sobre una colina amesetada, junto a la plaza.
Muy transformado. Primero al ser ocupado por viviendas y, recientemente, al estar en proceso de construcción de un hotel.
Fachada principal del castillo y la mejor conservada. Se encuentra orientada hacia el Noreste. Es la parte destinada a albergar el hotel, por lo que ha sufrido excesivas modificaciones modernas, algunas de ellas denunciadas por la AEAC, como la apertura indiscriminada de ventanas.



Puerta del castillo vista desde el interior del patio. Todavía se conserva una de las hojas originales de madera de la puerta.

Torre Este, la mejor conservada.
Castillo palacio de planta trapezoidal, con una torre en cada una de sus cuatro esquinas sobresaliendo de los flancos y de altura de las crujías que los unen. Las torres Norte y Este están restauradas, la torre Oeste no, pero se distingue entre las viviendas, mientras que la torre meridional no es visible desde el exterior. La puerta se conserva en buen estado, con arco ligeramente apuntado al exterior y rebajado al interior. En la parte superior conservaba las ménsulas de un matacán, desgraciadamente eliminadas durante la restauración. Contaba con un gran patio interior pero ahora está muy alterado ocupado su espacio por los nuevos edificios del hotel. Se construyó con mampostería y sillería en las esquinas, con muros de un metro de espesor. Fue levantado sobre una antigua torre del siglo XII (ángulo Oeste), de forma similar a otras fortalezas de la comarca. De dicha torre, de planta rectangular, solo se conserva parte de tres de sus paredes, de 1’50 m de grosor y fábrica de grandes sillares. En el aparejo de una pared se conserva la forma de la bóveda de cañón que debió cubrir la primera planta. También conserva una aspillera. A pesar de haber sido remodelado ha perdido totalmente los elementos originales en las zonas habitadas. En las que están abandonadas aún queda algún resto. Han sido abiertas numerosas ventanas modernas, tanto en las viviendas como en el futuro hotel. A pesar de tanto despropósito, la adaptación del castillo como vivienda ha facilitado su conservación.

Torre Norte.

Interior del patio del castillo, con los edificios de hormigón del hotel ocupando su espacio.
En Lituénigo se refugiaron las huestes de Lope de Luna, en el siglo XIII cuando se dirigían a luchar contra los unionistas en Tarazona. Durante la segunda mitad del siglo XIV fue señorío de Lope de Luna, quién lo dejo a su hija María en testamento. Lituénigo era, a finales del siglo XIV, uno de los muchos señoríos que tenía la reina María de Luna, y que perdió su nieto, Fadrique de Aragón en 1430, al aliarse con los castellanos. Fue ocupado por los castellanos hasta 1436. Al año siguiente fue donado por Alfonso V a Lope Ximénez de Urrea. En 1438 fue vendido por Lope Ximénez de Urrea a García López de Lapuente. El edificio actual (o lo que queda de él) puede ser de los siglos XV-XVI. Perteneció a un señorío particular, en manos de diferentes familias del lugar hasta la Desamortización de 1836. A partir de ese momento fue parcelado y dividido en numerosas viviendas que lo transformaron por completo pero que, básicamente, permitieron conservar sus estructuras principales. En el año 2004 se iniciaron unas obras para habilitarlo como hotel, pero fueron paralizadas por la Asociación Española de Amigos de los Castillos, debido a las numerosas irregularidades sobre los restos originales que se tenían previstas. En 2016 fue restaurado un torreón. En la actualidad parece que el proyecto para convertirlo en hotel-restaurante sigue adelante, con las modificaciones exigidas.

Torre Oeste, de grandes proporciones. Ha salido a la luz tras derribar una vivienda que la ocultaba.