A mediodía de la población, sobre un cerro de 284 m. de altura. Resulta de gran vistosidad desde el Este y desde el Sur. Recibe este curioso nombre por el comentario del cronista Muntaner que dijo “e el castell e la vila d’Onda que hi ha tantes torres com dies ha en l’any”. Como se puede comprobar fácilmente, el castillo no tiene 300 torres, ni siquiera se acerca a ese número. Se piensa que Muntaner contabilizó las torres, tanto del castillo como de la muralla de la ciudad. El acceso a la fortaleza es sencillo, incluso con vehículo.
Mal estado. Solo quedan los muros de los recintos con muy poca altura. Lo han sometido a una serie de restauraciones con exceso de hormigón y cemento a partir de 1998. En nuestra última visita hemos podido apreciar la limpieza en su interior. La antigua vegetación silvestre que invadía todo el recinto ha sido eliminada, ajardinando y a condicionando todo su interior para las visitas turísticas.
Reconstrucción hipotética del castillo y murallas. Dibujo situado en el Museo del Castillo.
Gran castillo montano con tres recintos no concéntricos y escalonados. De planta irregular dispersa, con muchos de sus muros desaparecidos o enterrados bajo el propio derrumbe de muros y torres, habiéndose rellenado su trasdós hasta quedar convertidos en una simple línea sobre el suelo recorriendo su perímetro. Hasta su restauración, en que se alzaron de nuevo pero de hormigón. Tienen un metro de espesor sus muros, con torres que flanquean los lienzos, alternándose las de mayor diámetro con las más reducidas. Su fábrica es el tapial en los lienzos y la mampostería en las torres. El primer recinto o antemuro, agresivamente restaurado a base de hormigón, parte del ángulo Noroeste del recinto principal y muere en el acantilado que forma el río Sonella. Solo conserva una torre con su altura original, la llamada “torre del campanar dels moros”. Todo el recinto cubre una superficie de 1’77 Ha.
El segundo recinto o castillo propiamente dicho, solo conserva su planta, con pérdida de gran altura de sus muros. En él se encuentra la puerta, flanqueada por dos cubos cilíndricos a los que se llega por una larga y anacrónica rampa de cemento. En su interior se encuentran dos edificios del siglo XIX. Las escuelas, convertidas en Centro de Visitantes, y la iglesia, que alberga el Museo del Castillo. El recinto del castillo propiamente dicho cuenta con un área de 9.100 m2.
Por último, en la parte más alta aparecen los restos de la alcazaba, a pesar de estar muy arruinada, a la que se penetra por una puerta en recodo. Todo su interior ha sido excavado y sacados a la luz sus muros y construcciones interiores.
Se llevó a cabo un proyecto de rehabilitación integral del castillo, con el objeto de convertirlo en centro de exposiciones culturales. Si bien, en líneas generales, dicha reforma ha tenido un gran efecto beneficioso, visual y práctico, no somos partidarios de la costumbre de añadir materiales de nuestra época, como hormigón, cristal y acero, a monumentos medievales.
Puerta de entrada al castillo. Vista desde el exterior y desde su parte interna.
Frente Oeste del castillo, donde se encuentra la puerta. También se aprecia, la descomunal rampa de hormigón que sirve de acceso actual.
Imagen tomada desde el Noreste. Se aprecian los tres recintos del castillo. En el nivel inferior, el muro del albácar, reconstruído casi en su totalidad a base de hormigón.
Variedad en los cubos de la muralla del albácar.
Aspecto del muro y de los cubos del albácar, y su recrecimiento a base de hormigón.
Otras torres del albácar. La de la derecha está situada en el extremo Norte del castillo.
Torre del Campanar dels Moros, la única del albácar que ha conservado su altura original.
Interior del albácar. Ha sido excavada la parte interior de la muralla y el resto del recinto ha sido ajardinado.
Impresionante frente Este del segundo recinto. Los cubos no se disponen de forma regular. Ni siquiera son del mismo diámetro.
Restos del único cubo de tapial conservado, en el extremo Sureste.
Lienzo Norte del segundo recinto. Por encima asoma la antigua iglesia, actual museo.
Vista meridional del castillo.
Cubos del lienzo Oeste.
Rampa de hormigón armado construída para dar acceso a la puerta del castillo.
Cubos del lienzo Sur.
Cubo del extremo Suroeste.
Uno de los cubos del flanco Sur.
Restos romanos se han encontrado en el recinto del castillo, aunque parece ser que fue construído en el siglo IX por los musulmanes. Aquí se inició la rebelión que derrotó a Abu Zeit, rey almohade de Valencia, encabezada por Ibn Mardanís, descendiente de la nobleza autóctona. Con ello comenzó un largo enfrentamiento que terminó favoreciendo a los cristianos, pues el rey de Aragón apoyó a Abu Zeit y acabó ocupando todo el reino excepto el señorío pactado con el derrocado. El castillo de Onda es citado en el Poema del Cid y en el documento “La Dolatia” concedido por Alfonso II de Aragón a Ponç de Mulnells, obispo de Tortosa, en 1171. Fue conquistado definitivamente por Jaime I en 1237, manteniendo su población musulmana, la cual se sublevó con la revuelta de 1247, siendo por ello expulsados. Se repobló con cristianos al año siguiente. Fue cambiado por Pedro III el Grande, junto con el de Ganalur, por las posesiones que los Hospitalarios tenían en la castellanía de Amposta. Se incorporó a la Orden de Montesa en 1319, siendo erigido en cabeza de la encomienda de su nombre en 1330 y realizándose diversas transformaciones que cambiaron el aspecto de la fortaleza islámica. Debido a su proximidad con la Sierra de Espadán, fue siempre plaza fuerte y participó en todas las rebeliones moriscas ocurridas en la sierra. En los siglos XVII y XVIII albergó uno de los tercios de las milicias forales del Reino de Valencia. Las principales reformas se realizaron en el siglo XIX con motivo de las Guerras Carlistas. Es entonces cuando se modificaron almenas y torres, especialmente al Norte y en la entrada. Luego fue arrasado por Cabrera antes de abandonarlo y, más tarde, rehabilitado y artillado de nuevo por Van Halen. Después de llegar a un estado completamente ruinoso en 1980, comenzaron una serie de restauraciones que se han sucedido durante décadas, excesivamente agresivas a nuestro juicio.
Antigua iglesia del castillo. Hoy convertida en el Museo del Castillo.
Antiguas escuelas, hoy convertidas en el Centro de Recepción y Visitantes del castillo.
Extremo Norte de la alcazaba.
Puerta en recodo de la alcazaba, antes y después de la restauración. Debajo, en 2002, y arriba en el 2014.
Frente Noreste.
Frente Suroeste.
Cubo del extremo Oeste.
Interior de la alcazaba, totalmente excavado.
Uno de los pavimentos originales.
Muro interior de la alcazaba, con mampostería colocado en opus spicatum.