A unos cuatro kilómetros de Albarracín, junto a la carretera de Gea, vigilando el desfiladero del río Guadalaviar o Turia, antiguo camino de paso. También pasa a sus pies el canal del acueducto romano de Cella, por lo que debió tener vital importancia desde muy antiguo. Su acceso es muy sencillo, ya que está a escasos metros por encima de la carretera. Incluso se ha habilitado un aparcamiento para sus visitantes.
Muy mal estado. Los derrumbamientos son constantes y frecuentes, como hemos podido comprobar entre nuestras dos visitas. Y parece que la cosa no va a cambiar, pues no hay ningún proyecto de consolidación o recuperación de sus restos.
Sector Sur del castillo, con la gran torre circular y la entrada, adintelada con sillares de rodeno.
Castillo roquero de planta irregular, acoplada al terreno sobre el que se asienta. Una peña un tanto desgajada de los montes cercanos, que se adentra en forma de espolón hacia el río. Ocupa una superficie de 40 x 22 m. Lo más destacado es el muro Oeste, almenado, con una gran torre circular al Sur, y un torreón al Norte, rectangular, de 9 x 5 m. que, hasta hace poco, conservaba la bóveda de medio cañón, hoy derrumbada. La puerta es adintelada y se sitúa a los pies de la torre circular, aunque parece ser que había otro acceso por la parte posterior o Norte, pero es muy difícil averiguarlo con tan escasos restos. Conserva tramos de la barrera, justo al borde del cortado sobre la carretera. Se observan algunas troneras y saeteras. El aparejo es la mampostería, pero en ciertos lugares hay sillares rojizos de rodeno. No se aprecian restos decorativos.
Imagen tomada desde el Suroeste.
Imagen realizada desde el Sureste, la más maltratada.
Flanco Norte. De color rojizo se aprecia lo que queda de la torre del Homenaje.
Extremo Suroeste.
Al parecer fue construído en el siglo XV. El segundo soberano de Albarracín, Fernán Ruiz de Azagra, lo entregó a su escudero Lope de Varea. Desaparecido el señorío independiente, el castillo perteneció a una rama de la familia Heredia, lo mismo que el pueblo vecino de Gea. En 1469 eran respectivamente, Fernando López de Heredia y Juan Fernández de Heredia, enemistados entre sí, sus propietarios. El primero, Fernando, prendió al enviado de la Diputación del Reino, por lo que ésta, envió tropas de los concejos de Albarracín y Teruel, mandadas por Jimeno de Urrea, para ocuparlo. En 1518, Pedro Torrero era su señor. En los últimos tiempos perteneció a la familia Julián y a Ángel González Palencia.