El castillo de Cubel se encontraba sobre una colina en la parte más alta del pueblo, donde hoy está la iglesia, el polideportivo y una amplia plaza. Su recinto viene delimitado por un escalón rocoso al Norte, y luego por las calles del Medio, de la Umbría y Extramuros. Cubel es el pueblo de Zaragoza situado a mayor altura, y su castillo uno de los que más, lo que le permite tener una visión extraordinaria de la frontera con Castilla, pues se alza en una dilatada planicie.
Su estado es muy malo. Debió ser una gran fortaleza pero tan solo quedan restos diseminados entre la estructura urbana.


Torre situada en la c/ del Medio, junto a la iglesia. Presenta numerosas grietas que hacen peligrar su estabilidad.

Al Norte aparece un escalón rocoso. Hay restos de muros alisando las protuberancias de la roca para evitar la escalada del enemigo.

Espesor de dicho muro.
Gracias a la estructura urbana podemos deducir que ocupó una amplia superficie de 7.000 m2 aproximadamente, y que debió reforzarse con grandes cubos de trecho en trecho. Desconocemos el número de puertas y de torres. Los elementos del castillo que podemos encontrar son el campanario de la iglesia, una torre maciza al Este, una torre puerta al Oeste y los muros existentes entre las rocas en su parte septentrional. La explanada existente a espaldas de la iglesia debió ser el patio de armas del castillo.


El resto mejor conservado es la torre que fue reutilizada como campanario de la iglesia. Tiene planta rectangular (7 x 8 m). Como elementos defensivos cuenta con tres aspilleras y las ménsulas de dos matacanes. Uno de ellos está dirigido hacia la iglesia, señal inequívoca de que cuando se levantó la torre, no existía la iglesia. Tiene una pequeña puerta situada en altura en su flanco occidental, y una ventana semicircular en cada lado del último piso. Fue restaurada y se encuentra en perfecto estado.

Cubel ocupa el extremo Suroeste del territorio de antigua Comunidad de Calatayud, integrándose en su sexma del Río de Ibdes después de haber sido pasajeramente un señorío del monasterio castellano de Oña. Es posible que se construyese antes de la primera guerra con Castilla, es decir a finales del siglo XIII. Pedro IV lo puso bajo la custodia de Pedro Gilbert Brun en 1357, sirviendo de refugio a los vecinos durante la invasión castellana de 1363. En 1471, Juan II lo cedió como recompensa a su fiel vasallo Rodrigo de Rebolledo.


Torre-puerta y muro con aspilleras.