Castillo de Buñol

Flanco Oeste del castillo, donde se aprecia la separación entre los dos recintos.

 

 

 

Flanco Este, recayente al barranco de Borrunes.

Se alza en el centro de la población, sobre dos montículo rocosos aislados entre las casas, entre la fosa del río Buñol y el barranco de Borrunes. No hay complicación alguna para acceder a sus recintos.

Malo. Se ha restaurado en algunos puntos pero otros siguen muy deteriorados. Todavía quedan algunas de las casas que lo invadieron en el siglo XIX, a pesar de que el ayuntamiento las va eliminando poco a poco. El museo está cerrado y olvidado y la iglesia del Salvador no se ha restaurado. Un aire de ruina y abandono se respira en su interior.

 

 

 

Castillo roquero con dos recintos exentos y, prácticamente independientes, con plantas irregulares adaptadas al espacio disponible en las rocas donde se asientan. Los dos recintos o sectores están unidos por un puente que salva un gran foso excavado artificialmente. Mide unos 150 metros de longitud. La arquitectura del castillo es relativamente unitaria y de buena factura. Combina repetidamente los lienzos de tapial y sillería, lo que unido a las continuas reformas y ocupaciones hace difícil la ordenación cronológica de los distintos elementos y fases constructivas. No obstante, parece que todos los restos conservados hoy día son de época cristiana.

El recinto Norte es el destinado a las funciones militares. Está completamente separado del resto de la fortaleza y de la ciudad. Por el Norte un foso excavado en la roca que se salva por medio de un puente, lo separa del barrio urbano de Las Ventas. Y por el Sur, otro foso con otro puente lo separa del recinto residencial. Se limita a un recinto de tapial defendido por algunas torres cuadrangulares dispuestas sin regularidad, con una superficie de 1.400 m2. En su interior no conserva restos antiguos y, probablemente, en su momento fueron mínimos. La gran explanada era un patio de armas. A partir de 1856 comenzaron a construirse en el interior de los dos recintos viviendas particulares que acabaron por ocultar completamente el castillo. En los últimos años el ayuntamiento, en una gran labor, todo hay que decirlo, está eliminándolas tras expropiarlas a los dueños. Labor ardua y lenta, pero que poco a poco va despejando el castillo de edificaciones parásitas que no le aportan nada. No obstante, en el momento de nuestra visita en 2010, todavía quedaban diez de esas casas, la mayoría en estado ruinoso.

 

 

 

Frente Noreste del recinto militar, en 2010.

 

 

El mismo lugar en este imagen de 1970, extraída del blog: “bunyul.com”.

 

 

 

Frente Este del mismo recinto.

Presenta en la fachada Norte una estructura defensiva de tres torres, dos en las esquinas que en la actualidad quedan embebidas por las viviendas y la llamada, torre Norte, en posición central y dando paso al interior del recinto.

Torre Noroeste. Exterior e interior.

Torre Noreste. Toda la zona Norte ha sido restaurada, aunque enluciendo el tapial original o levantando almenas de dudoso valor histórico.

 

 

Puente que salva el foso Norte, uniendo la población con la zona militar.

 

 

 

Lienzo Norte, situado entre la torre central y la Noreste. Se observa la extraña restauración.

 

 

Lienzo Norte, entre la torre central y la Noroeste. Se han adosado almenas a un lienzo de tapial original.

La torre Norte es de planta cuadrangular, y de sillería hasta la clave del gran arco ojival frontal, una vez superado el nivel principal la sillería se reduce a las esquinas, rellenándose el interior con tapial. Los arcos de medio punto intermedios que forman el paso están realizados en sillería, al igual que las bóvedas de crucería interiores. Es una torre cristiana con tres niveles. El inferior es la entrada, con puerta de arco de medio punto que tiene rastrillo y buhedera, oculta tras un arco apuntado, para su defensa. En el acceso se pueden observar los goznes de la puerta de la entrada en la parte superior y dos agujeros en los laterales con el objeto de encajar el travesaño que la protegía. Por la parte externa presenta un doble arco abocinado que le permite tener en el medio un hueco para bajar el rastrillo protegiendo así todo el conjunto de la puerta ante ataques. El intermedio es la cámara desde donde se operaba el rastrillo y se controlaba la buhedera, con entrada por escalera situada fuera de la torre, en el lado Este, y salida a los adarves de la muralla Oeste. Ambas cámaras tienen bóvedas apuntadas. El piso superior es la terraza defensiva almenada, que está restaurada.

Exterior e interior de la torre Norte. El puente sobre el foso da directamente en la entrada.

 

 

Acceso Norte de la fortaleza, a través del puente que salva el foso y a través, así mismo, de la estupenda torre Norte.

 

La torre da paso a un amplio y llano espacio, la antigua Plaza de Armas (38 x 35 m), cuyo recinto fortificado se hallaba dotado de un cuerpo de ronda perforado por saeteras. Este espacio tiene un carácter unitario a modo de patio fortificado probablemente libre de toda edificación que no fuera necesaria para su uso militar. Actualmente se han derribado numerosas casas que lo ocupaban, quedando un espacio diáfano. No obstante, como ya hemos indicado con anterioridad y como se observa en la imagen, todavía quedan algunas viviendas adosadas a la muralla. Debió existir un adarve que recorriese perimetralmente la parte superior de la muralla.

Patio de armas.

Jamba del portal de la torre Norte. Se observa el gozne de la puerta y el hueco para alojar el travesaño o tranca que impedía que se abriera.

 

 

Entrada Sur del recinto militar, con arco apuntado. Aparecen numerosas aspilleras en la parte superior. Esta puerta da acceso al segundo puente que cruza el foso que separa el recinto residencial.

 

Entrada Sur vista desde el interior. Por encima asoma la gran mole de la torre del Homenaje que defiende el acceso al recinto residencial. Se observa el abandono en que se encontraba el castillo en 2010, con escombros, vallas caídas y basura desperdigada.

 

 

Lienzo del recinto Norte rehabilitado tras derribar una de las casas. Desconocemos porqué en unos lugares se han construído almenas rectangulares y en otras, piramidales.

El puente, que une los dos sectores del castillo, tiene una ligera pendiente descendente hacia el Sur. Está realizado mediante un arco circular de sillería realizado en piedra tosca. El pretil actual está formado por mampostería rematada en un pasamanos de piedra que fue realizado en 1971. El puente mide 13 m. de largo por 2 m. de ancho.

El sector Sur, de planta irregular, tendría dos zonas, una sería la que formaría el patio principal del castillo, en su parte más alta. Y la otra zona más baja está ocupada por viviendas y por la zona del castillo que se derrumbó en 1911 a causa de la excavación para la construcción de viviendas. Entre estas dos zonas hay un nivel intermedio en el que se ubica la iglesia y una pequeña plaza. En total cubre una superficie de 2.300 m2, teniendo el recinto 90 m. de longitud. En el nivel más elevado de esta parte Sur formado por el patio señorial, se encuentran los elementos más significativos del castillo: la Torre del Homenaje y los salones gótico y renacentista.

Flancos Este y Oeste del recinto Sur o residencial

La torre del Homenaje es la parte de mayor altura (30 m). De planta cuadrangular irregular su cara mayor está orientada al Norte, al foso, y está realizada en tapial con sillares, a diferencia de las demás caras cuya fábrica es de sillares. La cara Norte es de mampostería y sillares en las esquinas, posee un vano con sillares y mide 13’5 metros de anchura, la cara Sur mide 13 metros, posee tres vanos con mezcla de ladrillo y sillarejo. La cara Oeste mide 8 metros. Estas dos últimas son de piedras labradas. Su acceso lo tiene por la cara Oeste y no está a ras de suelo porque la base de cimentación y hasta bastante altura es maciza. La terraza fue reconstruida en 1970. También fue reconstruida la bóveda apuntada de la habitación interior.

Torre del Homenaje. Colosal, es atravesada, un poco oblicuamente, por un estrecho túnel que hace las veces de entrada, desde el puente que salva el foso hasta el patio de armas.

Se conserva parte del palacio gótico (la sala del Oscurico). Es una sala rectangular, adosada por uno de sus lados a la cara Oeste de la torre del Homenaje. Constituía el sótano y entresuelo del palacio. El edificio original contaba con una planta superior dedicada a la residencia del señor de Buñol y un desván, hoy desaparecidos. Hoy es una sola nave restaurada que alberga exposiciones y acontecimientos culturales y el único vestigio de la antigüedad del recinto son los arcos de sillerías ojivales que lo recorren por su interior. Su interior estaba siendo excavado arqueológicamente.

Otro elemento a destacar es el salón renacentista. Se trata de una edificación de planta rectangular con cinco arcos diafragmas, cuyos arranques están embebidos en los muros. Este salón tenía tres plantas, dos de ellas desaparecieron tras la intervención de 1979, pero luego han sido reconstruidas con posterioridad. Estaba preparado para convertirse en el futuro Museo Arqueológico en el año 2010, pero aparecía cerrado, sucio y deteriorado.

La iglesia del Salvador está formada por una nave con una cubierta de teja a dos aguas. La sacristía se proyecta hacia el exterior, en lo que pudo ser un torreón avanzado en la muralla. Presenta la curiosidad de tener dos arcos de medio punto para realizar un único supuesto acceso. En la actualidad la entrada es por arco situado a la derecha. La estructura interior está formada por una bóveda de cañón apoyada sobre arcos fajones de ladrillo soportando una plementería de rasilla que permite en el espacio intermedio la creación de lunetos que ilumina el interior. Curiosamente están cegados los recayentes a la plaza y abiertos los opuestos. Albergaba un pequeño museo arqueológico, cerrado actualmente.

 

 

 

Flanco Oeste.

Los tres edificios flanquean una plaza más o menos triangular por la que desciende la calle del Castillo. La muralla de este recinto Sur está oculta por viviendas y todavía no se ha restaurado ningún tramo como en el recinto Norte. Este recinto Sur conserva también algunas casas todavía en pie, pero en peor estado que las del recinto Norte. La calle del Castillo se resuelve en una empinada cuesta que permite el acceso hacia el barrio antiguo del pueblo, la calle de Mallorquines, después de atravesar la puerta fortificada denominada ‘la Torreta’. Es el acceso que la fortaleza tiene por su parte meridional. Está compuesto por una escalinata acodada y la torre se sitúa en la cota más baja del castillo. Esta torre por la que se accede desde la población tiene un acceso en recodo. De planta cuadrangular, el lado recayente al exterior de la fortaleza presenta un balcón amatacanado formado por tres ménsulas. En este mismo lado hay una ventana con arcos trilobulados y un parteluz.  El paso exterior de arco de medio punto conserva todavía las improntas de la existencia de una puerta.

Parece ser que sobre este cerro hubo asentamientos de época ibérica, romanos e islámicos. La primera fortaleza levantada en este lugar fue construida por los musulmanes. Fue ocupado por Jaime I y cedido a Rodrigo de Lizana, quién lo entregó a los caballeros hospitalarios en 1241. Jaime II lo donó a Guillem de Moncada. En esta época comenzaron las reformas pues todo lo conservado es cristiano. Las grandes torres son del XIII-XIV, y más tarde recibirá otras transformaciones, algunas de carácter palaciego en el siglo XV. Alfonso IV lo donó a su hijo Jaime, conde de Urgel, que no aceptó el Compromiso de Caspe, por lo que fue sitiado el castillo por tropas reales. Tras su toma, en la que se empleó artillería, fue su alcaide Berenguer Mercader. Fernando I lo donó a don Álvaro de Ávila, a quién se lo compró Alfonso V, que a su vez lo vendió a Berenguer Mercader, cuya familia se convertirá con el tiempo en condes de Buñol. El título lo creó Felipe III, siendo el primer conde, Gaspar Mercader Carrós, en 1604. Tras la expulsión de los moriscos de 1609 la población quedó vacía. En el castillo se alojó el rey de Francia, Francisco I, cuando era trasladado preso a Madrid. Su restauración fue iniciada por la Asociación Pro Castillo de Buñol y el Instituto de Estudios Comarcales de la Hoya de Buñol.