Castillo de Benisili

En uno de los escarpes septentrionales de la Sierra Foradá, sobre un espeluznante bastión rocoso, dominando el valle por su entrada desde el Oeste, sobre el Coll de Benisili. Se trata de uno de los castillos más espectaculares y sorprendentes de la Comunidad Valenciana, y quizá de España. Nido de águilas que siempre que lo hemos visitado nos ha seguido sorprendiendo. Para llegar hasta él hay que partir de la carretera de Alcoy y al llegar al desvío del caserío de Benisili, seguir por la parte opuesta por un estrecho camino que asciende hacia la sierra. En la segunda curva parte un sendero por la izquierda que, tras dura ascensión, nos llevará al castillo. Antiguamente era llamado Castillo de Alcalá.

Muy arruinado. Apenas quedan restos de muros diseminados por la zona y los restos de varios aljibes. En el año 2009 se procedió a una consolidación de urgencia de algunas de sus partes, se reconstruyeron algunas almenas y muros, y se levantaron escaleras y pasillos metálicos totalmente prescindibles. Está obra tuvo un presupuesto de 254.000 €. En el año 2021, si bien las obras realizadas se han mantenido en buen estado, las estructura metálicas se han deteriorado gravemente, cayéndose en algunos puntos y poniendo en peligro la integridad de los visitantes.

Impresionante cresta calcárea cuya cima alberga a la no menos impresionante fortaleza.

 

 

Una de las salas, posible aljibe, reconstruído en parte. Todavía se observa una de las cajas para el encofrado del tapial.

Fantástico escalonamiento del muro que rodeaba la puebla.

 

 

 

Algunos de los muros de la celoquia, por encima de la estrecha cresta rocosa.

Con planta muy irregular, es dificilísimo plantear el perímetro por los escasos restos existentes y con una estructura arquitectónica tan compleja. Se trataba de una ciudad-fortaleza, como su nombre original indica (Alcalá), con el castillo propiamente dicho o celoquia en la parte más alta de la peña y la puebla desparramada a sus pies y distribuida por una desigual y accidentada topografía, con terrazas aéreas, entre las cuales se levantaron torres y muros adosados a las rocas. A la celoquia se accede por un ingreso en codo situado a poniente y defendido por una torre rectangular. Su fábrica alterna el tapial de distintos tamaños con la mampostería irregular. La puebla se extiende hacia el Noroeste y se pueden ver restos de viviendas, silos y aljibes, y estaba rodeada por un muro del que quedan pocos restos, de unos 45 cm de espesor. Muy cerca del castillo, junto al sendero que sube al poblado ibérico del Xarpolar se halla una fuente (Fuente del Castillo). Entre sus muros aparece una caseta construída por un austriaco que vivió en ella unos años como si fuera un ermitaño, conocida en el valle como “la casa del alemán”.

Vertiente meridional del castillo, desde el collado que lo separa del resto de la sierra. Se aprecia en primer término un posible aljibe, la caseta verde es la casa del alemán, una de las pasarelas metálicas  y los diferentes habitáculos escalonados sobre la roca.

 

 

 

Una de las cortinas que conserva una estrecha puerta. Se han reconstruído cinco de sus almenas.

 

 

 

Muros escalonados en la parte Oeste. Asoma por encima de las rocas, la casa del alemán.

 

 

 

Restos diseminados de la puebla, entre ellos, un aljibe. Al fondo, se observa la carretera de Alcoy.

 

 

 

La celoquia vista desde el Norte.

 

 

 

El mismo muro de arriba, visto desde el interior.

 

 

 

Uno de los lienzos de la puebla, con almenas reconstruídas.

Por su sistema de colocar los muros en disposición de cremallera, puertas en recodo, etc. se puede datar a principios del siglo XII, por tanto, es obra musulmana. Fue reforzada por el caudillo Al-Azraq al sublevarse y convertirlo en su cuartel general. Aparece mencionado en el Pacto del Pouet, de 1244, durante la tregua entre Jaime I, rey de Aragón, y Al-Azraq, señor de Alcalá. Este castillo no fue destruido en el terremoto de 1396 y, a pesar de reformas posteriores, se puede considerar intacto. Tras la derrota de Al-Azraq y la conquista de Jaime I, éste lo donó en señorío a Arnau de Valeriola, la familia del cual lo poseyó hasta el siglo XIV, pasando entonces, por matrimonio, a Joan Guillem Catalá, señor de Alcocer y Planes.

 

 

Otra imagen de las construcciones escalonadas. algunas de las pasarelas metálicas, hoy día destalonadas y con evidente peligro.

 

 

 

Extremo Norte de la celoquia.

 

 

 

Extremo Sur de la misma. Se observa un muro almenado que ha sido recrecido.