Castillo de Benirrama

Extremo Sur del castillo, después del incendio, en 1997.

Sobre una moleta rocosa e inaccesible desgajada de la Sierra Foradá, vigilando y defendiendo el desfiladero que da entrada al valle por el Este, a 476 m de altura. Para llegar hasta él hay que partir desde el poblado de Benirrama, del cual toma nombre, aunque antiguamente se le llamara Castillo de Gallinera. Para llegar hasta él es posible acceder desde las escuelas del pueblo, o bien desde la carretera una vez rodeada la mentada moleta rocosa. Estos dos caminos se unen en la falda de la montaña, y serpenteando lentamente acabaremos en su base, junto a un chalet solitario. Aquí hubo un sendero en buenas condiciones durante nuestras visitas de los años noventa, que conducía hasta la puerta, cerrada con llave, ya que el castillo era, o quizá todavía sea, de propiedad privada y el dueño vivía en Pego. Pero todo se ha perdido. Existe un nuevo sendero invadido por la vegetación y con extrema pendiente. Y la puerta había sido destrozada en 2012.

Se encuentra en mal estado. Aparecen bastantes restos pero muy arruinados, tres aljibes, varias torres y largos lienzos, uno con almenas todavía. Todos los elementos constructivos del castillo pudimos estudiarlos con cierta comodidad en el año 1997, pues era reciente un incendio forestal que arrasó estas montañas y, afortunadamente, liberó de vegetación el recinto del castillo. En el año 2012, la vegetación se había vuelto impenetrable otra vez. Grandes sectores del recinto no los pudimos revisar. Es por ello que hemos incluído fotografías de aquella primera época, a pesar de no ser digitales, por el gran valor testimonial que poseen.

 

 

 

Imagen Sureste, en 2012. La vegetación ha vuelto a invadir el recinto.

Puerta y torre que la defendía, en 1997 y 2012.

 

Planta irregular muy alargada (70 mts), ocupando su perímetro todo el borde de la peña. Cubre un área aproximada de 4.200 m2. Aparece una estructura principal en la cota más alta, con los restos de la torre del Homenaje de planta rectangular y un aljibe. El resto del espacio lo forma un gran albácar con dos aljibes, uno en cada extremo. Su acceso está defendido por una gran torre en muy mal estado. Conserva los restos de ocho cubos circulares, dos de ellos de gran tamaño. Su fábrica principal es la mampostería, pero aparece tapial en el muro de poniente, junto a la torre del Homenaje. En esta zona aparece también un largo paño rematado con almenas. Los restos visibles actualmente corresponden a la reconstrucción realizada en el siglo XV, pues el castillo árabe se destruyó totalmente durante el terremoto de 1396, que derrumbó las dos terceras partes de la peña.

Torreones de la parte Oeste.

 

 

 

El castillo de Benirrama, visto desde Pego, al Este, vigilante de la estrecha  entrada al valle.

 

 

 

La fortaleza vista desde el lado opuesto, al Oeste, desde el pueblecito de Benirrama, en el interior del valle.

 

 

 

Restos de la torre del Homenaje, en la parte más elevada del recinto.

Aljibe Sur, cegado.

Aljibe Norte.

 

 

 

 

Detalle de las almenas.

Fue construido por los musulmanes durante los siglos XI y XII. Más tarde, perteneció a los dominios de Al-Azraq y fue pieza estratégica durante las revueltas y sublevación protagonizadas por él mismo. Tras su conquista, Jaime I lo donó a su hijo Fernando. En 1322 Jaime II lo donó a su hijo Pedro. En 1364 Pedro el Cruel de Castilla tomó el castillo durante las guerras con Aragón, siendo reconquistado por Joan Mercer. Fue destruido totalmente durante el terremoto de 1396 pero se reconstruyó poco tiempo después. Alfonso V hizo donación  a Guillermo de Vich de la fortaleza y en 1487, Pedro Luis de Borja, duque de Gandía, lo compró a la familia Vich. Su vida duró hasta el siglo XVII, concretamente al año 1644, en que un nuevo terremoto lo volvió a destruir quedando abandonado hasta la actualidad.