Castillo de Benisanó

Se alza en el extremo Noroeste del pueblo, cerca de la antigua carretera general. Su acceso no reviste ningún problema, incluso con vehículo. El castillo está declarado Monumento Nacional.

Muy buen estado, aunque está pendiente de varios proyectos de rehabilitación. Se han solucionado los problemas de goteras y humedades y se han reconstruído algunos lienzos caídos, pero mantiene grietas y desconchados y algún problema con la viguería de madera.

Torre del Homenaje. De origen árabe, pues su base así lo denota. Presenta numerosos vanos de todo tipo. El remate almenado se colocó en la reforma de 1900, pues hasta entonces contaba con un tejado a cuatro aguas de teja árabe. No se visita por problemas de seguridad.

Castillo-palacio, donde se conjugan la fortaleza y la residencia señorial. Tiene planta irregular, con dos recintos reforzados por cubos de muy variada tipología (circulares, rectangulares y hexagonales). Presenta almenas en todos los lienzos pero casi todas son decorativas, producto de la reforma de 1900. Destacan por su buen aspecto las del frente Norte. Contó con foso, hoy cegado. Al haber desaparecido el foso, la muralla almenada exterior resulta de poca altura para una fortaleza. No obstante en su interior hay una segunda serie de defensas, con torres cuadradas y redondas, también almenadas, de mayor altura que el recinto externo, situadas a escasa distancia del castillo-palacio propiamente dicho. El acceso actual es muy simple, pero contó en el pasado con puente levadizo que salvaba el foso. Esta puerta actual da entrada al patio de armas, de forma cuadrangular y pequeño tamaño. En él, encontramos la Torre de la Poterna, y el pozo excavado en la roca por los árabes. En el subsuelo del patio de armas, se encuentran las cisternas de almacenaje de agua. La mayor de todas está cubierta por una gran bóveda. Los dos recintos están separados por otro foso, éste húmedo, que se rellenaba con aguas procedentes de la fuente de San Vicente, de Liria. Su fábrica principal es la mampostería, reforzada en los ángulos con sillares, pero ha sufrido tantas reformas y reparaciones que se pueden observar toda clase de materiales.

Magnífico cubo hexagonal, sito en el extremo Norte del castillo. Se halla restaurado. Aquí se encuentra una gran nave abovedada que fue cuerpo de guardia. Siglos después fue utilizada como bodega.

Foso interior, entre la cerca exterior y la Torre de la Poterna. Era húmedo.

Torre de la Poterna, dominando el patio. Junto a ella se aprecia el pozo árabe.

Cubo cuadrangular ubicado en el extremo Este de la cerca exterior. Presenta fábrica de mampostería con refuerzos de sillares en las esquinas.

Aspecto del adarve o paso de ronda, visto desde el foso interior. Pertenece al segundo recinto del castillo, cuyo edificio palacial se aprecia detrás.

 

 

 

Lienzo Norte, visto desde el interior. Ha sido rehabilitado.

 

 

 

Interior de la torre Oeste, de planta rectangular y pendiente de restauración.

El edificio central tiene estructura rectangular y fue paulatinamente transformado entre los siglos XV y XVIII, en el palacio que hoy se conserva. El palacio, eleva en su centro la torre del Homenaje, cuadrada, almenada desde la última restauración. Antes presentaba una cubierta a cuatro aguas de teja árabe. Cuenta con una galería alta de arcos muy rebajados. El conjunto tiene todo tipo de ventanas: mudéjares con arcos apuntados de herradura, góticas con finas tracerías, otras son renacentistas con arcos de medio punto y rebajados, etc. La entrada al edificio del castillo, se realiza por dos lugares, una, por un pequeño paso que comunica las caballerizas con el vestíbulo, y la otra por una puerta existente en el mismo patio de armas, justo enfrente del pozo, que da entrada directamente al vestíbulo. En el interior se conservan pocos elementos de la época, siendo de interés algunos artesonados, parte del pavimento y un curioso túnel de origen árabe al que se accede por una de las salas. El castillo además cuenta con azulejos de un gran valor histórico. Por una parte tenemos los procedentes de la fábrica de Cárcer de finales del siglo XIV, y por la otra, están los llamados “cerámica azul” de Manises, fechada a finales del siglo XV. También, en una habitación aparecen decorando el techo los típicos “socarrats”.

 

 

 

Lo primero que destaca del vestíbulo es la magnífica columna espiral, no original del castillo. Fue traída para reforzar la sujeción de una gran viga cargadora en mal estado. Sobresale la situación física de la misma, muy cerca de la escalera de acceso a la planta noble, tanto que parece estar en medio de ella. Es de señalar en el vestíbulo su artesonado de madera con algunos “socarrats” originales del siglo XV.

 

 

Chimenea renacentista de la cocina vieja, sita en la planta baja. Presenta un blasón de los Cavanilles-Villarrasa

Antiguas caballerizas. Como se aprecia en la fotografía, contaba con dos niveles. El inferior para los caballos y el superior usado como prisión. Todavía se conservan algunos grafitos realizados por los presos.

Grafitos realizados por presos. Se pueden distinguir barcos y conjuntos de rayitas que servían para contar los días

Entrada a la celda de castigo. Fue un antiguo aljibe árabe situado en la base de la torre del Homenaje.

Uno de los subterráneos. Éste está en el ala Este del edificio

Fachada Oeste.

 

 

 

Fachada meridional del palacio. Aparecen dos portales. El de las caballerizas y el del vestíbulo.

Habitación de Francisco I, ya que en esta habitación estuvo prisionero durante dieciocho días el rey de Francia, Francisco I. En ella podemos apreciar un artesonado del siglo XV pintado de azul ennegrecido con decoración floral. En el friso de dicha sala, nos vuelven a aparecer los escudos de armas de los Cavanilles-Villarrasa, junto a la misma inscripción de la Sala Noble. Los azulejos del suelo proceden de Manises y datan del siglo XV.

La sala de mayor dignidad del castillo, es la llamada Sala Noble. Es una gran sala rectangular, con un magnifico artesonado de madera, rematado por un friso con los escudos de armas de los Cavanilles-Villarrasa y una curiosa frase fragmentada que reza lo siguiente: “La superbia de vos matará amos e dos” (Vuestra soberbia os va a matar). Forman parte de esta sala noble, una vidriera policromada donde aparece el escudo de armas de Escrivá de Romaní y un caballero con armadura asiendo por los cabellos a dos doncellas. Esta vidriera, o más concretamente la escena citada en la que el caballero coge por los cabellos a dos doncellas, hace referencia directa a la frase que decora la sala noble, y que anteriormente hemos citado. Esta Sala dispone de tres puertas, las cuales están decoradas con distintos blasones o escudos, uno lleva el blasón de los Escrivá de Romaní, la puerta que queda enfrente, lleva el blasón de los Fernández de Córdoba, y la puerta más cercana a la vidriera el blasón de los apellidos Dusay y Fivaller. Enfrente de la vidriera encontramos una chimenea de características renacentistas con un escudo que es una mezcla de todos los demás. El pavimento está formado por azulejos con los escudos de la Casa Monistrol (uno de los últimos propietarios del castillo); mandado ejecutar por don Luis Escrivà de Romanì a finales del siglo XIX.

 

 

Vidriera o vitral de la Sala Noble, donde se representa el hecho acaecido durante una fiesta con Francisco I y las hijas del gobernador. Esta anécdota se cuenta al final de la entrada.

Mediante una escalera, subimos a la llamada Planta Noble del edificio, las habitaciones privadas del castillo y la parte de más lujo y esplendor. En lo alto de la escalera, nos encontramos ante un pequeño recibidor, con pavimento de azulejos de Manises del siglo XV conocidos por cerámica azul. En el techo un artesonado de yeso con molduras platerescas del siglo XVI. Este recibidor pone en comunicación las distintas habitaciones de la planta noble, una de estas habitaciones recibe el nombre de habitación del “socarrats”, ya que la primera impresión que produce su artesonado, es que está construido con ese tipo de azulejos. En realidad se trata de un artesonado de madera pintada al temple de finales del siglo XVI. En el pavimento volvemos a encontrar azulejería procedente de Manises del siglo XV (cerámica azul). Otra de las habitaciones dispone un artesonado con decoración floral del siglo XVI.  El resto de las habitaciones, son la cocina del año 1900, el comedor principal con una pequeña habitación que hacía las funciones de capilla, y otro comedor situado al lado de la cocina y que por un amplio ventanal se sale a una terraza, que da a la puerta principal de acceso al recinto amurallado. En la pared de esta terraza vemos el escudo de la familia Cavanilles-Villarrasa fabricado en azulejos. (el que se encuentra aquí es una copia, el original se encuentra en el interior del edificio, protegido de las inclemencias del tiempo). También se encuentran aquí, como es de suponer, la Sala Noble y la Habitación de Francisco I, descritas con anterioridad.

 

 

Artesonados del comedor principal.

Ventanas de muy variada tipología.

Es a comienzos del siglo XII, cuando aparece la existencia de un “fosar”, denominado Beni Sahún, (nombre de una familia árabe). Este primitivo nombre evoluciono al de Benixanut, que alude al antiguo castillejo o torre central utilizado como defensa de la alquería, donde el cadí o juez árabe de Liria guardaba sus mujeres, cautivos y riquezas. Esta configuración inicial queda confirmada por los subterráneos que aparecen labrados en el actual castillo. El castillo musulmán fue conquistado a los árabes, pero ampliado y modificado después de la conquista de Valencia por parte del rey Jaime I.  En el Llibre del Repartiment de Jaime I, aparece una donación efectuada al navarro Pedro Iñíguez de Diacastello, procurador del Infante don Pedro, que consta de una torre con sus edificaciones que se llama Benizano, en 1249. En 1277 el rey Pedro I, concede la alquería de Benisanó a Juan de Próxita, Gran Canciller del Reino y Presidente de sus Consejos. Son su linaje los segundos señores de Benisanó, hasta la llegada de la familia Cavanilles-Villarrasa. Es comprado en el año 1477, por doña Isabel, esposa de don Luís de Cavanilles, cuando el rey don Juan de Navarra concedió a don Luís la jurisdicción de Benisanó. El castillo actual fue construído en la segunda mitad del siglo XV, sobre el solar de la antigua fortaleza musulmana (Benixanut), por Luís Vilarrasa de Cabanilles. En 1525 fue llevado preso al castillo, Francisco I de Francia, custodiado por 300 peones, tras su espectacular derrota en la batalla de Pavía, donde permaneció custodiado por el gobernador de Valencia, Jeroni de Cabanilles por espacio de un mes, hasta que fue trasladado a Madrid. Fue restaurado en 1900 por el arquitecto Joaquín Arnau Miramón, con algunas lamentables transformaciones que desfiguraron el carácter primitivo del castillo (cegado del foso, división de los salones para multiplicar las habitaciones, calcinado de los artesonados, perforación de techumbres para situar modernas escaleras). El castillo pertenecía hasta la década de los 70, al marqués de Monistrol, Luís Bertrán Escrivá de Romaní. Esta familia lo utilizó como residencia de verano hasta esa misma década. En 1994 se ejecutó una hipoteca sobre su propietario Vidal Valle Ortí, siendo la entidad CajaMadrid la que se lo quedó en la última subasta. El 4 de febrero de 1996 el ayuntamiento compró el castillo a CajaMadrid por 58 millones de pesetas. En 1998 se restauró la torre del Homenaje, con una inversión de 28.000.000 de pesetas.

El 24 de febrero de 1525 los franceses fueron sometidos a una terrible derrota por parte de las tropas españolas del emperador Carlos, en la ciudad de Pavía. El rey francés, de 31 años, Francisco I, fue apresado por el esforzado vasco Juan de Urbieta. Tras una breve estancia en el castillo de Pizzighettone (Italia) fue trasladado a España. Al pisar tierra española se hizo cargo de él, don Jerónimo Cabanilles, capitán de la guardia del emperador, su chambelán personal, embajador en Francia y gobernador del reino de Valencia. El rey de Francia fue trasladado directamente desde El Grau hasta el Palacio Real, de donde al día siguiente fue a visitar a la reina doña Germana de Foix, que se hospedaba en el palacio arzobispal. Carlos V quiso que su vencido enemigo fuese alojado en el seguro castillo de Játiva, pero a los tres días de hallarse en Valencia, el 3 de julio de 1525, don Jerónimo Cabanilles, lo condujo a su particular alcázar, en Benisanó, custodiado por 300 peones al mando del capitán don Fernando de Alarcón. Francisco I, pese a la altivez de su carácter, atravesó mohíno y preocupado el puente levadizo del castillo, para hospedarse en una suntuosa estancia preparada previamente. Dicen las crónicas, que el  rey de Francia Francisco I, estando prisionero en el castillo de Benisanó, llevaba un ritmo de vida acorde a su condición de rey, por lo que constantemente era agasajado y honrado por los señores del castillo, y organizaban bailes para él. Una romántica leyenda nos habla de un famoso baile, en el que tomó parte lo más selecto de la nobleza valenciana, y que realzaron con su presencia las hijas del gobernador Cabanilles. El rey se encaprichó con bailar con las hijas, negándose ellas al aducir que era enemigo de España, siendo obligadas finalmente por su padre, el gobernador, tras agarrarlas por los pelos. Este hecho se representa en las vidrieras de la Sala Noble.