Castillo de Anento

Exterior del lienzo septentrional, con el puente y el foso.

Lo podemos encontrar, bastante oculto por un bosquete de pinos, al Norte del pueblo, sobre una colina rojiza muy erosionada. Es accesible desde el pueblo por un buen sendero o, con vehículo, desde el Norte, por la carretera.

La erosión de siglos ha provocado el desplome de gran parte del recinto, erosión que todavía continúa en mayor o menor medida, quedando tan solo un sector del lienzo Norte.

Interior del lienzo septentrional, parcialmente restaurado.

 

 

 

Vertiente Sureste. Entre los pinos asoma una de las torres.

 

 

 

Vertiente Suroeste. Es patente en los dos lados, la fuerte erosión.

A pesar de la patente destrucción en las zonas erosionadas, subsisten dos pequeños lienzos (uno de mampostería y otro de piedras ciclópeas), al borde mismo del escarpe.

Castillo de planta irregular y desconocida, a causa de que falta gran parte de su recinto al haberse desmoronado el cerro donde se sitúa. Tan solo queda el frente septentrional, rectilíneo, de unos 50 m. de longitud, y que va de un escarpe al otro. Este muro encierra una superficie de unos 2.200 m2 aproximadamente. Tiene buena fábrica de mampostería con sillares en la mayor parte de sus esquinas. Ha sufrido remodelaciones porque hay almenas cegadas y recrecidas, y sillares en algunas partes tan solo, de forma heterogénea. Conserva varias almenas con remate piramidal y algunas saeteras, y un amplio foso. Tan solo se conservan las dos torres de planta rectangular (6 x 5 m) que flanquean la puerta y otra en la zona oriental. A las torres se puede acceder por una escalera metálica colocada durante la última restauración y se pueden admirar sus bóvedas apuntadas. La puerta, de entrada directa, si sitúa entre las dos torres, con arco de medio punto y se llegaba a ella por un puente levadizo, ahora una pasarela metálica.

Además de este lienzo se encuentran vestigios de lo que parece una construcción cuadrangular en el interior del recinto, en su punto más alto. Y dos muros de diferente factura, mampostería y piedras ciclópeas de gran tamaño, muy similares al próximo torreón celtíbero de San Cristóbal. Son curiosos estos lienzos al borde mismo de los escarpes, en una zona de fuerte erosión que no mantiene la estabilidad por largo tiempo.

 

 

 

En primer término, construcción cuadrangular. Detrás, los torreones.

Torreón oriental.

Bóveda de la torre Oeste y agujero para ascender a la terraza.

 

 

 

Bóveda de la torre Este.

 

 

 

Imagen antigua de Anento, con el castillo libre de arbolado.

Foso y puente, antaño levadizo.

Adarve.

El castillo de Anento fue construido por los musulmanes en el siglo XII. Alfonso I conquistó esta fortaleza a los moros en una de sus primeras campañas, adquiriendo importancia estratégica por su posición en la frontera. Del castillo se conoce su existencia en 1357 cuando fue atacado por los castellanos, que quemaron la aldea pero no pudieron tomar el castillo. En 1363 volvió a repararse ante un nuevo peligro castellano. De nuevo se vio involucrado en 1430 en las incursiones que desde Castilla realizaba don Álvaro de Luna, en lucha constante contra los infantes de Aragón. En 1609 se sabe que era propiedad del arzobispo de Zaragoza. En el año 2001 comenzaron obras de consolidación de sus restos y de mejora del entorno y de los accesos, uno, por un sendero, desde la población y otro desde la carretera, obras que en el 2004 ya estaban finalizadas.

 

 

 

Refuerzo de hormigón para sostener el muro.

 

 

 

Imagen meridional del cerro del castillo.