Peña de San Juan, vista desde el Noroeste.
Sobre los escarpados peñascos rojizos situados al Sur del pueblo, llamados Peñas de San Juan. Se puede ascender a tan enriscado lugar fácilmente por el calvario.
Castillo roquero que debió ser espectacular gracias a las curiosas formas de las rocas. Las peñas forman una especie de meseta amplia con un estrecho pasillo de entrada, donde debieron concentrarse las principales defensas, en dicho pasillo proliferan los restos cerámicos en gran número, así como montones de piedras de muros derribados. Por toda la meseta abundan los materiales de épocas diversas. Lo más destacable, dentro de lo exiguo de los restos, es la base rectangular de una torre, de la que apenas se puede intuir su trazo en el suelo, situada en el peñasco que domina el pueblo, justo encima de las casas.
Peña de San Juan vista desde el lado opuesto.
En 1171, Alfonso II donó Alcorisa a la Orden de Calatrava en pago a los servicios prestados durante la reconquista. Fue subinfeudado antes de 1218 a Lope de Albero, heredándolo su yerno Pelegrín de Atrosillo. Perteneció al término de Alcañiz hasta que, en 1601, fue reconocida villa por Felipe III. En 1738, Felipe V le otorgó los títulos de Fiel y Muy Ilustre y una flor de lis en su escudo, en agradecimiento al apoyo prestado durante la Guerra de Sucesión. Responsable de este acontecimiento fue don Pedro Cebrián Ballester, conocido como “el reyecico de Aragón”, que organizó unas fuerzas populares para luchar a favor de Felipe V. Durante las Guerras Carlistas fue tomada por los carlistas en 1834, 1836 y 1838.