Castillo de Alcalá

En un espolón rocoso de un meandro del río Júcar, de superficie bastante plana, con empinadas laderas al Este donde se encuentra la población, y cortado a pico por el Oeste. Para llegar con vehículo hay que subir por la carretera que lleva  a la aldea de Las Eras, un desvío a la izquierda, señalizado, nos llevara  a la explanada que hay enfrente de la fortaleza y único punto por el que podía ser atacado. Para ir andando, basta con ascender por cualquier callejuela del pueblo.

 

 

La torre del Homenaje desde el Sur

 

 

 

 

Aspecto del foso y del puente moderno.

La torre del Homenaje, cristiana, ha sido restaurada con acierto, así como la puerta y parte del recinto de la torre. De la gran explanada o albácar musulmán, apenas quedan restos de algunos lienzos bordeando la plataforma y abocadas al abismo con claras muestras de haber sido adaptadas al uso fusilero durante las Guerras Carlistas

Fotografía antigua del castillo, antes de su restauración.

En color más gris aparecen los elementos reconstruídos.

Escalera de caracol que comunica las diferentes plantas de la torre.

Entrada actual a la torre

Sala de la planta segunda.

Pared del aljibe situado en los sótanos de la torre. Todavía conserva buena parte del almagre impermeabilizante.

 

Los torreones de la torre vistos desde su azotea

Puerta secundaria

Cubo del albácar

Castillo roquero de planta irregular adaptada al espacio disponible, con dos recintos. Ocupa una superficie de 4.000 m2. Separándolo del pueblo aparece un foso excavado en la roca que atraviesa el espolón, y al que, modernamente, se le ha colocado un puente. En el pasado estaba cubierto por una pasarela retirable en caso de peligro, ya que los puentes levadizos no se conocían en tiempos tan antiguos. En tiempos árabes no existía la gran torre por lo que era fácilmente batible desde el Norte, pues el espolón gana altura, formando un padrastro desde el cual se le podía atacar sin exponerse demasiado. Al otro extremo, al Sur y separado por el abismo, existe un espectacular risco con forma de columna llamado por los lugareños “bolicha manazas” que no conserva restos, por lo que no fue utilizado en la defensa a pesar de ser un espléndido punto avanzado de observación. La torre del Homenaje es de factura cristiana, posiblemente del siglo XIII, con planta pentagonal y gran volumen, con unos 10 m. de lado y provista en las esquinas meridionales de torreones que la refuerzan en toda su altura, de unos 25 m. y conservando toda ella sus almenas. También conserva la puerta elevada a la altura del adarve de los lienzos de la muralla, que hoy ha sido consolidada manteniendo su altura original, y un ventanal protegido con un balcón amatacanado. Se ha mantenido su distribución interior, con la planta baja, dos cuerpos y la terraza y la claustrofóbica escalera de caracol. La torre conserva parte de un pequeño recinto murado, con una cisterna, desde el que se domina el foso y parte de la ladera Este. Frente a la torre se ven los restos de un edificio rectangular, y en el costado occidental, el orificio de una mina vertical que, según cuentan, llega hasta una cueva  a la altura del río. No sabemos qué hay de verdad y qué de leyenda en esto de la mina, pero todo el promontorio está plagado de cuevas y galerías, y podría ser perfectamente posible.

El castillo y el pueblo vistos desde el Sur, desde el otro lado del valle del Júcar.

Flanco Norte del castillo, donde se encuentra la puerta de entrada a través de un puente sobre el foso.

 

Aunque se dice que en el Boliche Manazas no existen restos, se aprecia esta formación que semeja un aljibe ¿Pudiera ser?

Fue construído por los árabes para controlar la frontera de Al-Andalus. Era cabeza de puente, y con ayuda de atalayas subsidiarias controlaba el paso del río Júcar (puente de Alcalá y vado de Garadén). El límite no era el río, sino las lomas del lado Norte. En 1182 y 1183 las tropas cristianas asolaron la hoz del Júcar camino de Requena y Utiel. En 1190 penetraron en Axarach (Jorquera), y en 1211, Alfonso VIII conquistó los castillos de Xorquera, las Cuevas, Alcalá y algunos más. Un año después, el castillo de Alcalá fue recuperado por los árabes, pero rápido Alfonso VIII, en febrero de 1213, estableció la definitiva conquista de toda la hoz. En 1243, el infante don Alfonso entregó Alcalá, Garadén y Ves, a Lope López de Haro. En 1282, el infante don Sancho lo entregó a su tío don Manuel, en señorío. En 1304 perteneció al señorío de Villena y en 1359 fue incorporado a la Corona. El castillo de Alcalá pasó a pertenecer al estado de Jorquera y su historia corrió pareja a él. El señorío pasó a los Pacheco, marqueses de Villena, que lo perdieron luchando contra Isabel la Católica. En 1480, los Reyes Católicos dejaron como dominio honorario el estado de Jorquera a los Pacheco. En 1586, Felipe II continuó manteniendo su independencia dentro del Reino de Murcia. Fue restaurado a finales de la década de los setenta del siglo XX por el arquitecto Víctor Caballero Ungría.

Alcalá del Júcar  fue la clásica villa-puente, al que debió su importancia y prosperidad. Por ello tenía arriería en los Reinos de Murcia y Valencia, y fue Aduana y Puerto Seco de Castilla.

Su estado llegó a ser muy precario, como se ve en esta imagen extraída del blog:  turismoalcaladeljucar.com .