Se alza junto a la carretera de Ugarte, en su orilla izquierda, a la entrada del pueblo, un tanto solitaria. Es conocida con su topónimo autóctono de Jáuregui Aundi (gran palacio).
Su estado es magnífico. Por lo menos, por fuera. El interior, al estar habitada todavía, lo desconocemos. Hasta hace pocos años estaba enlucida y pintada de blanco, con un gran letrero con su nombre en vasco. Ahora (abril 2025) todo eso ha desaparecido.


Imagen del año 1978, extraída de la web: “eusko-ikaskuntza.eus”.
Casa-torre de planta cuadrada (16 m de lado), con planta baja y dos pisos. Presenta numerosas ventanas en todas sus caras y un largo balcón de forja en su fachada principal, orientada al Sur. En esta fachada aparecen sus dos puertas. Una, pequeña, reconstruída y otro más grande, con un excelente arco de medio punto de grandes dovelas. El edificio tiene fábrica de mampostería con sillares en las esquinas y dinteles de vanos y puertas. En la última reforma se añadió un escudo nobiliario que no aparece en fotografías antiguas.
Esta fue una de las casas más notables de Guipúzcoa, pero las vicisitudes del siglo XV eliminaron sus elementos defensivos, como almenas y troneras.

Los Amézqueta fueron una familia noble que dominó estas tierras en la época medieval, siendo una de las familias más poderosas de Guipúzcoa en su día, uno de los 24 parientes mayores que formaban la más alta nobleza guipuzcoana. El I señor de la casa de Amézqueta fue Martín López de Murúa y Lazcano, hijo de Margarita de Navarra, nieta del rey Sancho VI de Navarra y de Alfonso VII de Castilla y Enrique Urgel de Lazcano, señor de Lazcano. En 1328, el matrimonio instituyó un nuevo linaje señorial para su hijo primogénito, la casa de Amézqueta con su correspondiente palacio e iglesia. Hacia 1368 consta como señor de Amézqueta, Pedro Lópiz de Amézqueta. Es en 1374 cuando siendo una mera universidad o colación, la población de Amézqueta se agregó voluntariamente a la jurisdicción de la villa de Tolosa posiblemente para liberarse del dominio de sus señores. Los primeros seis señores tuvieron destacada actuación durante las Guerras de Bandos por el bando Oñacino. Los Amézqueta fueron castigados en tiempos de Enrique IV de Castilla en el siglo XV, y su casa-torre fue desmochada. Juan López, señor del solar de Amézqueta, obtuvo de la Reina Católica en 1493 licencia para reconstruir su Torre de Amézqueta, y doña Isabel notificaría al Corregidor el mandato de que “no fuese casa fuerte ni con troneras”. Desde entonces sigue existiendo actualmente como un caserío.