Lo encontramos en la cumbre de un monte de 816 m de altura, dos kilómetros al Norte de Albíztur. Llegar hasta él es bastante complicado. Aunque en algunas fuentes se habla de un buen sendero señalizado, durante nuestra visita (abril 2025) muchas marcas de pintura habían desaparecido, especialmente los tramos que discurren por fincas privadas y se habían cerrado caminos para el ganado. Los postes indicadores tampoco ayudaban demasiado pues solo encontramos uno y no estaba bien orientado. Alcanzar el recinto del castillo se convirtió en una auténtica odisea. No obstante, para quien quiera intentarlo, debe hacerlo desde el barrio de Urquizu, perteneciente a Tolosa. El monte del castillo es propiedad privada y pertenece al caserío Arrozpide Zaharra.
Los restos del castillo son muy escasos, limitándose a la base de algunos muros. En las laderas del monte aparecen muros recientes para cerrar ganado, cuyas piedras posiblemente procedan del castillo.

El monte del castillo, desde Urquizu. Excepto el recinto del castillo, todo el cerro se cubre con una espesa vegetación.

Entrada al castillo. Se trata de un pasillo entre rocas que separa los dos recintos.
Castillo roquero con dos recintos adosados y escalonados, de planta irregular adaptada al espacio disponible entre las rocas. Tiene su acceso por la zona meridional, por un pasillo entre altas rocas que separa los dos recintos. El recinto de la derecha (Este) es más pequeño y está a un nivel inferior, mientras que el recinto de la izquierda (Oeste), pentagonal y más elevado, tiene una superficie que ronda los 190 m2 y en su interior existe un aljibe. El castillo en total ocupa una superficie aproximada de 350 m2. El aljibe es de planta rectangular (4 x 2 m), pero la vegetación impide apreciarlo con claridad.
Algunos muros todavía conservan una importante altura en torno a los tres metros, pero siempre medidos desde el exterior, pues el interior del castillo está relleno de los materiales caídos. En muchos de los muros se han perdido las piedras exteriores, por lo que no se aprecia con nitidez. Su fábrica es la mampostería bien escuadrada. El sistema constructivo empleado consiste en colocar grandes piedras en el exterior en dos filas rellenando el interior con mortero de cal y pequeños cantos rodados formando muros de dos metros de grosor.

Recinto inferior.


Aljibe.
Muro del recinto superior, que va perdiendo los mampuestos exteriores.


Mientras que la parte interna el suelo queda al borde de los muros, por la parte exterior conserva alguna altura.
La primera referencia documental que encontramos de Mendicute data de 1200. Se trata de la crónica «De Rebus Hispaniae» del arzobispo de Toledo, don Rodrigo Ximénez de Rada, en la que se cita una relación de fortaleza que son entregadas por el rey de Navarra, Sancho VII el Fuerte al rey de Castilla, Alfonso VIII. Esto queda demostrado por la aparición de una moneda acuñada por el rey Sancho IV de Navarra entre los años 1054 y 1076, así como otro tipo de material arqueológico que nos hace encuadrarlo en esta época.
Hasta 1911 no se llevó a cabo una excavación arqueológica. Dirigida por el tolosarra Isaac López de Mendizábal y Emilio Rotondo Nicolau su resultado fue el hallazgo de diversos materiales, entre ellos, flechas de hierro, una daga (en paradero desconocido) así como infinidad de huesos de animales. En agosto de 1990 se realizaron trabajos subvencionado por el Gobierno Vasco y promovido por la Sección de Arqueología Histórica de la S. C. Aranzadi cuyo objetivo era la limpieza y desbrozamiento de matorrales para descubrir las estructuras allí existentes. Es en esta época cuando se quitó la espesa cubierta vegetal que cubría todo el castillo. Por último, entre 1992 y 1997 se realizaron nuevas excavaciones bajo la dirección de Iñaki Padilla, de la Universidad de Barcelona.

