
Esquina occidental.
Se localiza sobre una colina de 884 m de altura, a 1’5 km al Suroeste del pueblo. Existe un camino que nos lleva hasta la base de la colina accesible para vehículos, luego continuar andando.
Mal estado. Apenas queda parte de sus cuatro muros perimetrales.

Fachada Suroeste.

Torre de telegrafía óptica del siglo XIX, perteneciente a la línea Madrid-Barcelona, que pasaba por Valencia. Es la torre número 16, y enlazaba con la torre 15, situada en Olivares del Júcar, y la 17, localizada en Olmedilla de Alarcón.
Se trata de una de las torres más curiosas de la línea, debido a que fue destruída en 1854 y vuelta a construir pocos meses después, pero ya sin la homogeneidad del resto de torres. Presenta planta cuadrada sin talud y con tan solo una aspillera por lado. Se asienta sobre un zócalo de piedras del lugar que sirve para nivelar el terreno. También cuenta con dos pequeños huecos irregulares a cada lado de la aspillera, junto a las esquinas de ladrillo, que pueden ser vestigios de la sujeción de los andamios. Presenta una moldura intermedia de piedra entre dos hiladas de ladrillo y se levanta a unos dos metros desde el zócalo de piedra. Se conserva parte del enlucido original en los flancos Suroeste y Sureste. En la fachada Sureste, en su parte superior, aparece el agujero para el anteojo, y la Suroeste carece de vano en el piso superior. La puerta se abre en el muro Noreste, caso único en la línea, pero un gran desplome afecta a su base y llega hasta la aspillera. El hecho de tener la puerta orientada hacia el Noreste, hace pensar que esta torre tenía desde su origen sólo dos plantas y la ubicación de dicha puerta no debía interrumpir la línea visual de las torres.

Fachada Sureste, con el hueco para el anteojo.
Esta torre fue incendiada y destruida durante los disturbios de la Vicalvarada, a principios de julio de 1854.
La Vicalvarada, ocurrida como su propio nombre indica en Vicálvaro, fue un levantamiento militar liderado por O’Donnell al final de los gobiernos moderados durante el reinado de Isabel II a finales de junio de 1854, y que engloba tanto el pronunciamiento ocurrido el 28 de junio, como los sucesos de julio, que dieron lugar al Bienio Progresista (1854-1856). También es conocida como la revolución de 1854
El hecho de que la línea de Valencia siguiera funcionando después de la destrucción de la torre se debe a que fue inmediatamente reconstruida y esta es la explicación de las diferencias constructivas: la torre que vemos hoy en día no es la que se construyó a finales de 1849 junto con las del resto de la línea, sino una nueva construida en el verano de 1854, saltándose la uniformidad establecida, para restablecer rápidamente el servicio de la línea entre Madrid y Valencia.

Fachada Noreste, donde estuvo la puerta.
Interior de la torre.

