En el altiplano de Barracas, en la zona conocida como Hoya Huguet, a 1.022 m. de altura y a 800 metros de la autovía de Teruel. El lugar donde se encuentra no es excesivamente agreste ni dificultoso, pero su acceso sí. Existe un laberinto de caminos agrícolas, forestales y de servicio de los parques eólicos, que hacen complicado su hallazgo.
Mal estado, aunque para ser de época ibérica, muchísimo mejor que otros restos de la misma época.
Parece formar parte de un conjunto mayor compuesto por el poblado ibérico del Castellar del Ragudo, y otras tres torres ibéricas repartidas en las cercanías. Es una torre ibérica de planta cuadrangular, aproximadamente de 7 x 6’5 m. de lado, que conserva una altura de 3 m. siendo la anchura de sus paredes de 1’60 m. Ha sido levantada directamente sobre la roca. Su fábrica es la mampostería, muy regular y bien encarada con los lados lisos hacia fuera. Hay hiladas de mampuestos de diferente coloración. Cuenta con un muro de aparejo ciclópeo de 0’80 m. de grosor, que discurre a una distancia de 2 m. de la torre, debiendo hacer funciones de antemuro o falsabraga. Fue levantado con posterioridad a la torre, sobre terreno arcilloso. Más tarde se rellenó formando una terraza y se construyó un contrafuerte en una de sus esquinas
Se descubrió a finales de los años cuarenta del siglo XX, a consecuencia de la roturación de nuevos campos de cultivo. Las excavaciones del 2001 han descubierto dos momentos constructivos. El primero en torno al siglo V a.C. al que corresponde la torre, y el segundo, en torno al siglo II a.C. Parece inscribirse esta torre dentro de la órbita política de la antigua ciudad de Arse/Saguntum, en relación a los acontecimientos que abocaron en la segunda guerra púnica.
Restos ciclópeos ibéricos reutilizados en una vivienda rural derruída. Posiblemente pertenezcan a una de las torres que formaban parte del complejo defensivo del Castellar del Ragudo. Se hallan a unos 300 m. al Suroeste de la torre del Prospinal