Situada junto al margen derecho del río Seco, a las afueras del pueblo en su parte Este. Pertenece a una finca privada y no se visita. Es llamada así por haber pertenecido a la Orden de Calatrava.
Bastante buen estado. El conjunto de edificaciones ha sido habilitado como establecimiento hotelero pero la torre, al menos exteriormente, no ha sido intervenida.
La torre vista desde el interior del hotel.
Torre de planta cuadrada, con 4 m. de lado y una altura de 17 m. lo que le da gran esbeltez. Consta de dos pisos, ascendiéndose al principal por una escalera de mampostería que descansa sobre una falsa bóveda de lajas de piedra. A la terraza se llega por una escalera de mano. Existe un antepecho o parapeto sin almenar, en cuyo lienzo Oeste existe una pequeña espadaña para llamar a las gentes en caso de peligro, y en el opuesto, una sencilla gárgola de piedra. En su mitad inferior es de mampostería. Luego en sus muros se utiliza el ladrillo macizo. Se abren ventanas, una por cara, de arco rebajado. Está adosada, formando parte de ella, a una gran mansión de porte señorial en el centro de una finca agrícola.
Jaime I la donó en 1233 a frey Álvaro Fernández, comendador de Alcañiz de la Orden de Calatrava. En 1391, Andrés Castellán y su mujer Sancha Jiménez de Lumbiere, recibieron de la Orden, de por vida, todas las heredades que ésta poseía en Burriana, incluyendo la torre.