Más que restaurada, ha sido reconstruída.
Está localizada en el centro del casco urbano, cerca del ayuntamiento.
Torre de planta cuadrada (10 m de lado), de grandes proporciones a pesar de que solo conserva unos tres metros de altura. Su fábrica era un tapial de mampostería menuda, pero todo ha quedado oculto por la “reconstrucción” reciente, excepto un pequeño hueco en uno de sus lados que se ha dejado como muestra. Es nombrada como castillo en documentos antiguos, al tratarse de una torre rodeada por una cerca, ahora desaparecida. Servía de elemento defensivo a la primitiva alquería árabe a la que pertenecía.
La torre antes de su restauración, en total abandono.
En la parte opuesta se observa un rectángulo sin “restaurar”, de modo que pueda diferenciarse la fábrica original del edificio. Se puede comprobar que poco tiene que ver lo viejo con lo nuevo.
Es nombrada por primera vez en 1254, concretamente en un documento de aprobación de cuentas. En 1262 se habla otra vez de la misma torre en un documento que versa sobre la aprobación de cuentas presentada por Arnau de Montsó de las rentas de los castillos y villas de Almizra y Benixamar. Anteriormente, en 1258, se dio un solar a Ximén Pérez de Foces en “la alquería de Beneixama”, y el 26 de septiembre de 1259, Jaume I encargó a Juan Sánchez de Tudela que recogiera las rentas de Benejama y de todos sus términos para ayudar a saldar la deuda que la Corona tenía contraída con él. Así mismo, el 15 de abril de 1261, el monarca concedió a Gil Sánchez de Alagón las rentas del castillo de Almizra y del lugar de Benejama.