Murallas de Benejama

Las murallas estuvieron rodeando el casco viejo del pueblo.

Desaparecidas. Aunque hay noticias de que quedan restos en unos huertos al Sur del pueblo, no los encontramos. Hay que decir que es zona muy urbanizada y que, posiblemente, hayan sido destruidos sus restos.

En algunos documentos antiguos se dice que Benejama estaba cercada, pero poco más se sabe. Se desconoce el tipo de material utilizado así como su tipología, incluso su perímetro. Contó con una sola puerta de acceso situada en las cercanías de la torre, que debía quedar en el interior de la cerca, exenta.

Fue una antigua alquería musulmana perteneciente al término del castillo de Biar. Fue donada en 1248 a Romeo de Castella y 39 pobladores más. En 1259 Jaime I encargó a Juan Sánchez de Tudela que recogiera las rentas de Benejama y todos sus términos. En 1261, Jaime I concedió el lugar de Benejama a Gil Sánchez de Alagón. De 1262 es un  documento por el que Arnau de Montsó, presenta las cuentas de las rentas del castillo. En 1276 es nombrado señor de Benejama Gil Martín de Oblites. Tras asentar la frontera con los moros se otorgó carta-puebla en 1280 a los lugares de Benejama, Biar, Almizra, Negret y Benizamaio en manos de Doménech de Vilanova y Soriano de Montagut. En 1419, Martín de Oblites vendió al rey Alfonso el Magnánimo, el lugar de Benejama. Este mismo rey le concedió el título de villa en 1448. Fue quemada la población durante la Guerra de Sucesión. En 1777 se erigió en parroquia independiente y en 1795 Carlos IV le dio la independencia administrativa.