Forma parte del conjunto de edificios habitados por los caseros de la finca de Requeséns, a 600 metros del castillo y a tan solo 1’5 km de la frontera francesa. Para llegar hemos de desplazarnos por el mismo camino del castillo hasta la última subida en que aparece un desvío a la izquierda que nos conducirá hasta este punto. Es lugar bastante frecuentado por excursionistas, turistas y deportistas, y aquí tiene lugar una multitudinaria romería anual.
Su estado es bastante bueno, aunque adolece del mismo abandono que el castillo.
La cercanía a la frontera, lugar de escaramuzas habituales, paso de contrabandistas y hogar de los maquis, conllevaron evidentemente la apertura de aspilleras para la defensa propia, como en tantos otros lugares.

En la torre campanario se abren dos aspilleras y en el muro posterior, otras cinco.
