Puntal dels Llops

Torre Norte.

A unos 500 metros al Oeste del pueblo, sobre una de las estribaciones meridionales de la Sierra Calderona, en la cumbre de un promontorio a 427 m sobre el nivel del mar y a más de 150 m sobre el llano, con amplia visibilidad sobre el territorio del Campo de Turia y el corredor del Barranco de Carraixet que da paso al Norte. Se puede acceder sin demasiada dificultad por un sendero señalizado que comienza en el cementerio.

Muy buen estado. Fue excavado por Helena Bonet y Consuelo Mata entre los años 1979 y 1988, con el respaldo científico y la financiación del Servicio de Investigación Prehistórica. En 1988 se emprendió un proyecto pionero en la Comunidad Valenciana consistente en la consolidación de las estructuras de mampostería de los departamentos, murallas y torre, bajo la dirección del Museo de Prehistoria de Valencia. Desde entonces el S.I.P. lleva a cabo anualmente labores de mantenimiento y limpieza de las estructuras y los accesos.

El asentamiento ostenta una muralla y una torre que lo definen como una pequeña fortaleza de 960 m2. Junto a otras similares formó parte del sistema defensivo y de vigilancia del territorio de la ciudad de Edeta y está considerado uno de los mejores ejemplos de atalaya de época ibérica. La estructura interna del poblado es sencilla y funcional: se trata de un conjunto de 17 habitaciones que se abren a una calle central que recorre longitudinalmente todo el asentamiento. El poblado es fácilmente defendible por su ubicación, junto a un escarpe, y debido también a los recintos amurallados que lo circundan y a la torre, que ocupa la parte más elevada de la cima. La muralla exterior, que defiende la entrada y delimita un espacio no habitado, está construida con grandes bloques de piedra en el pequeño tramo en que se conserva. La interior, de menos de un metro de anchura, delimitaba el área habitable. A ella se adosa una gran torre cuadrada de dos cuerpos superpuestos construidos con piedra trabada con tierra. Desde esta torre se controlan obviamente los accesos desde el Norte, aunque su función principal es la de ser puesto de vigilancia y comunicación con otros fortines con los que forma un red de control y delimitación del territorio. La entrada al espacio habitado se realiza a través de un estrecho corredor en codo que discurre en ángulo recto entre la pared este de la torre y el escarpe de la montaña. 

 

 

 

Interior del poblado desde lo alto de la torre.

Este lugar ya fue ocupado por gentes de la Edad del Bronce con anterioridad. La ocupación ibérica comenzó en el siglo V a.C. y duró hasta que fue abandonado apresuradamente a finales del siglo III a. C. o principios del siglo II a. C. Incendios y derrumbes acabaron por preservar todos los objetos y estructuras. La destrucción del poblado se relaciona con los cambios territoriales y políticos que llevaron a cabo los romanos durante la conquista de la Península Ibérica y que en esta zona tuvieron como consecuencia la desmembración del sistema defensivo y territorial edetano.

 

 

 

Extremo Sur del poblado. El muro se sustenta por encima de las rocas.

 

 

 

 

Muralla Oeste.