El primer recinto amurallado, llamado El Cinto por los borjanos, discurre por el borde de un escalón rocoso natural. Encerraba la primitiva ciudad de Borja y sus restos son escasos, fragmentados y están muy deteriorados. Desconocemos su número de puertas y la localización de ellas. Algunos autores hablan de la existencia de cinco torres, pero nosotros solo hemos localizado dos, pero es comprensible dado la destrucción acelerada de sus restos y al abandono total en que se encuentran.
El torreón mejor conservado. Solo conserva su base de sillares. Entre las ruinosas casas se pueden apreciar más restos de sillares.
Más restos en un conjunto de edificios totalmente degradados.
La otra torre que hemos encontrado.
Está documentado que fueron mandadas construir por Abderramán III, tras una expedición de castigo contra los levantiscos miembros de la familia Banu-Qasi, y ofrecen la particularidad de ser de sillería.
En 2008, a petición del Ayuntamiento, el Dr. don Isidro Aguilera Aragón, responsable de la sección de Arqueología del Centro de Estudios Borjanos, presentó un informe preliminar para la recuperación del Cinto, en el que se analizaba el trazado y se identificaban cinco torreones, señalando las patologías estructurarles que presentaban, acompañado de amplia documentación fotográfica. Se pretendía, entonces, intentar la recuperación de este excepcional conjunto arqueológico, así como estudiarlo detenidamente, mediante las oportunas excavaciones. Nada se hizo entonces ni se ha hecho después.
A la izquierda del castillo, se encuentra el escalón rocoso que delimita El Cinto.