Murallas de Azpeitia

Las murallas de Azpeitia se encontraban rodeando el casco viejo. Aunque algunas fuentes señalan la existencia de restos, nosotros no encontramos ninguno, por lo menos a la vista.

Se sabe que tuvo cuatro puertas (Puerta de Abajo, Puerta de Arriba, Puerta de Emparan y Postigo de la Iglesia) todas desaparecidas.

En 1855 la compañía de diligencias que efectuaba el trayecto Bayona-Bilbao se quejaba de la estrechez del acceso a Azpeitia y pocos años después, se derribó la Puerta de Arriba.

En el año 1310 el rey de Castilla, Fernando IV, le otorgó carta puebla con el nombre de Garmendia de Iraurgui, con el que aparece en varios documentos del obispado de Pamplona en 1785. Más tarde cambiaría a Salvatierra de Iraurgui. La villa se fundó en terrenos donados por las familias de Ozaca e Iribarrena y se le concedió la antigua iglesia templaria monasterial de Soreasu. Se le asignó el fuero de Vitoria. Los valles del Urola, Deva y Oria conformaban una ruta de comunicación importante por la que transitaba el Camino Real, utilizado por los viajeros que desde Mondragón querían ir a Guetaria, tal y como señalaba el propio rey Alfonso XI. Las guerras de bandos tuvieron presencia en la villa ya que los de Oñaz tenían aquí su casa solar. Enrique IV, para poner fin a la contienda, castigó a los Parientes Mayores llegando a desterrar a algunos de ellos a Andalucía. Una vez terminada la guerra de Bandos, Azpeitia conoció una importante actividad económica debido al comercio con los puertos americanos. Tras el levantamiento del conde de Salvatierra en 1520, durante la Guerra de las Comunidades, Azpeitia se situó en el bando comunero. ​ El ejército real venció la resistencia de Azpeitia y de otras localidades comuneras vascas tras la derrota del ejército del conde de Salvatierra, Pedro López de Ayala, en la batalla de Miñano Mayor, el 19 de abril de 1521.