Se construyó a las afueras de la villa, protegiendo la parte Oeste, pero en la actualidad toda la zona ha quedado englobada por el crecimiento urbano.
Desaparecido. Tan solo ha quedado su torre, convertida en campanario, y varias referencias en el callejero urbano.



Podemos imaginar cómo era dicho fuerte gracias a un plano conservado en la colección Gaignières, de la Biblioteca Nacional de Francia.
Fuerte con planta cuadrangular, con cuatro baluartes de punta de diamante, uno en cada esquina. Tuvo adarve y foso, con camino cubierto. Dos largas estacadas unen el edificio con la villa, a la que también protege un tramo de muralla con un saliente a modo de baluarte. En el interior se encuentraban algunos recintos o dependencias para albergar a la guarnición.
San Martín fue reducido a escombros y cenizas por los portugueses en 1642, y la nueva población se construyó encima del pueblo destruido (Cima de Villa), y el fuerte se cree que fue reacondicionado. Al construir la nueva iglesia se utilizó la torre del antiguo fuerte como campanario, quedando exenta a unos cien metros de distancia. Se transformó para albergar las campanas y en su planta baja habilitar la cárcel. No obstante, no se eliminaron algunos elementos defensivos.

Fue construído a raíz de la Guerra de Restauración con Portugal, la cual duró 28 años. Desde 1640 hasta 1668, cuando con el Tratado de Lisboa, Portugal recuperó su independencia. Consistió principalmente en una serie de escaramuzas cerca de la frontera luso-española (La Raya), y cinco batallas principales (batalla de Montijo el 26 de mayo de 1644, batalla de las Líneas de Elvas en 14 de enero de 1659, batalla de Ameixial o de Estremoz en 8 de junio de 1663, batalla de Castelo Rodrigo o de Salgadela en 7 de julio de 1664, batalla de Villaviciosa o de Montes Claros en 17 de junio de 1665). Los portugueses las ganaron todas. Desde el comienzo de la guerra, las incursiones y correrías de los portugueses por las poblaciones españolas más cercanas a la frontera fueron frecuentes. Ante esta continua amenaza de invasión, los pueblos próximos a la frontera construyeron fuertes en los lugares de más fácil defensa, aunque con demasiada precipitación y quizá, no demasiado sólidos, puesto que no se ha conservado ninguno en la actualidad.



Con la reconstrucción de San Martín, la torre quedó en el ángulo Suroeste de la plaza Mayor, embutida entre las casas que se construyeron apoyadas en ella y que casi cegaron una de sus puertas. Tiene fábrica de sillares de granito y planta cuadrada, con estructura de dos cuerpos separados por una moldura. En su parte superior se abren los vanos para las campanas, excepto en el flanco septentrional que no tiene. En la pared que da a la plaza existe un escudo de Carlos V, sobre águila bicéfala, y, debajo, una inscripción.
En un lateral, existe un callejón muy estrecho, llamado calle de la Torre, en cuyo flanco de la torre se abren dos aspilleras.

Flanco meridional. En él se abren dos aspilleras.
Si alguien está interesado en profundizar en este tema, puede consultar el estupendo trabajo: “Fortalezas de la raya cacereña en el siglo XVII”