Fuerte de la Torre de Don Miguel

Se construyó rodeando la iglesia del lugar, pero nada ha quedado. Con seguridad, la iglesia debió formar parte activa de las defensas del fuerte, lo que delata su aspecto macizo.

Podemos imaginar cómo era dicho fuerte gracias a un plano conservado en la colección Gaignières, de la Biblioteca Nacional de Francia.

La forma y dimensiones del fuerte coinciden con el plano de la Plaza de la Limera y alrededores, aunque no hayan quedado vestigios. Este lugar es llamado por los vecinos “el reducto”. También han quedado en el callejero, topónimos vinculados al lugar. El recinto del fuerte era de planta rectangular irregular, con tres baluartes. Los más elaborados son baluartes medios de dos caras y un flanco en las esquinas opuestas del rectángulo, el otro, más sencillo, es un baluarte unido en el lienzo Sur de la muralla que alojaba además la puerta que comunica con el exterior. En el interior se encuentra la iglesia, construída durante los siglos XV y XVI. Lo rodea por el Norte, Este y Oeste un foso. Una estacada o empalizada de madera asegura la comunicación y acceso desde el fuerte a la villa de Torre de Don Miguel.

Fue construído a raíz de la Guerra de Restauración con Portugal, la cual duró 28 años. Desde 1640 hasta 1668, cuando con el Tratado de Lisboa, Portugal recuperó su independencia. Consistió principalmente en una serie de escaramuzas cerca de la frontera luso-española (La Raya), y cinco batallas principales (batalla de Montijo el 26 de mayo de 1644, batalla de las Líneas de Elvas en 14 de enero de 1659, batalla de Ameixial o de Estremoz en 8 de junio de 1663, batalla de Castelo Rodrigo o de Salgadela en 7 de julio de 1664, batalla de Villaviciosa o de Montes Claros en 17 de junio de 1665). Los portugueses las ganaron todas. Desde el comienzo de la guerra, las incursiones y correrías de los portugueses por las poblaciones españolas más cercanas a la frontera fueron frecuentes. Ante esta continua amenaza de invasión, los pueblos próximos a la frontera construyeron fuertes en los lugares de más fácil defensa, aunque con demasiada precipitación y quizá, no demasiado sólidos, puesto que no se ha conservado ninguno en la actualidad.

Si alguien está interesado en profundizar en este tema, puede consultar el estupendo trabajo: “Fortalezas de la raya cacereña en el siglo XVII”

fortalezasdelaraya.blogspot.com