En el interior del casco urbano, en la Plaza de su nombre, junto a los edificios más emblemáticos de la ciudad.
Ha sido restaurado recientemente para poder abrirlo a las visitas turísticas.
Antiguo convento compuesto por una superposición de estilos y edificaciones, en el que destaca la torre de la esquina y los restos del atrio. Dispone de tres plantas y un bello claustro de estilo neoclásico, en dos niveles. Destaca la portada de Santa Lucía, de estilo renacentista. En cuanto a la torre, decir que es de planta cuadrada, con fábrica de buena sillería asentada sobre un zócalo con resalte, también de sillería. Presenta algunas aspilleras y su entrada ha quedado en el interior del convento. Parece que cuenta con tres plantas. Estuvo desmochada y dañada por un terremoto hasta la restauración. Se le añadió una pequeña espadaña en la terraza que apenas es visible desde la calle.
Construido donde existían unos baños árabes, el convento de clausura de las monjas clarisas guarda en sus muros una larga historia. Esta se remonta al año 1270, cuando el Infante Don Manuel (Mayordomo Mayor y hermano del rey Alfonso “El Sabio”) donó los Baños Árabes al Maestre de la Orden de la Merced, Fray Pedro de Amer. Esta orden formó parte de las Órdenes Religiosas Redentoras, que nacieron para defender la fe mediante la caridad en la etapa final de las Cruzadas. Sin embargo, en 1835 fueron suprimidos todos los conventos con menos de 12 religiosos profesos, por lo que muchos religiosos de la orden se exiliaron y el convento pasó a manos de la administración. En los años posteriores el convento fue utilizado como administración de correos y rentas, colegio de Humanidades, y oficinas. Años más tarde, en 1854, las monjas clarisas se instalaron aquí, no sin antes debatir con el consistorio para que les concediese en propiedad el antiguo convento mercedario a cambio del convento de la c/ Corredora. En 2007 pasó de nuevo a propiedad municipal, pero para llevar a cabo la restauración del mismo las monjas clarisas se trasladaron al nuevo convento construido junto a la ladera del río. El convento pasó por varias transformaciones y restauraciones ya que algunas partes como la fachada, la antigua torre y la biblioteca fueron dañadas por terremotos. Por otra parte el convento fue saqueado y algunas obras de arte quemadas en 1936.