
Flanco Oeste del castillo, donde se abre la puerta.
Situado en un pequeño cerro, llamado de San Cristóbal, junto a la misma población, fácilmente accesible desde ella. Mantiene contacto visual con los castillos de Almedíjar y Segorbe, ambos de origen romano.
Muy mal estado. Aunque quedan grandes y voluminosos muros, su acceso es peligroso porque son constantes las caídas de cascotes y piedras. Ha sido sometido a algunos reparos urgentes ante la posibilidad de derrumbe de algunos sectores.

Castillo montano de planta irregular, con dos recintos concéntricos. Del recinto inferior quedan escasos restos, pues solo conserva cimientos y trozos de tres torres. Pero es posible seguir su perímetro gracias a la situación del talud y al paseo que lo rodea. Este recinto tiene una longitud máxima de 80 m. con una anchura de 65, ocupando un espacio de 3.400 m2. En la parte Noreste, sufrió hace unos años unos peligrosos derrumbamientos al desgajarse unas enormes rocas de la peña principal y, milagrosamente, no caer sobre las casas del pueblo. Todavía pueden verse las dos colosales rocas, trabadas por el ayuntamiento para evitar futuros movimientos.


Flanco Norte. Se observa la nave trapezoidal superior y un muro inferior levantado como apoyo, pues esta zona es la que se derrumbó.
Nave trapezoidal Norte, vista desde el interior del castillo.


Arcos en los que las dovelas han sido expoliadas.
El recinto superior o castillo propiamente dicho posee una curiosa planta, única en la Comunidad Valenciana. En la parte meridional se halla una nave rectangular y en la septentrional otra de planta trapezoidal. Las dos naves están unidas por su parte Este, formando un patio interior de planta triangular, con la puerta de acceso y un torreón cuadrado que la defiende en el flanco Oeste, donde se abren las dos naves. Ocupa una superficie de 550 m2. El portal central está dispuesto en recodo con la torre avanzada a la derecha. Carece el portal de arquería pero conserva, en lo alto, parte de un curioso matacán de sillares. Toda esta zona está muy cuidada, con gruesa mampostería por hiladas reforzada con amplia zona de filas de sillares alternados en los ángulos. Todas las estancias dan al patio y sus salas se cubren con arcos y bóvedas nervadas que denotan el sello inconfundible de los Borja de Roma, aunque la mayoría de ellas se han perdido. Su fábrica es la mampostería y sillería y se conservan los muros a un nivel bastante alto, pero faltándole casi todas las bóvedas y los sillares de puertas y ventanas. El aspecto diferenciado, respecto a otros castillos de la región, proviene de las importantes edificaciones y reestructuraciones que sufrió a mediados del XV con Beatriz de Borja, quién le otorgó una bella impronta renacentista por sus bóvedas y arcos apuntados, así como por sus elaboradas defensas del recinto exterior.

Frente septentrional del castillo. Se aprecian los dos recintos, la escalinata de acceso, su curiosa planta triangular y, en el ángulo inferior izquierdo, las dos grandes rocas que se desgajaron de la parte superior.

La puerta se cuida especialmente al estar defendida por una buhedera, larga y estrecha, ocupando toda la anchura de entrada, situada tras alto arco de buena sillería. Sillares y dovelas han sido expoliados.
Esquina Sur.


Interior del castillo, con el pequeño patio y los restos de la nave Sur, a la izquierda.
Una de las dos bóvedas conservadas. Presenta graves grietas y se ha caído un trozo.

Origen romano. Formó parte de la red defensiva de Segóbriga (Segorbe). En el período de dominación musulmana sería nuevamente reconstruido, sobre los restos anteriores, de donde le vendría el nombre de castillo nuevo o Castellnou, que luego aportaría la actual toponimia. A mediados del año 1233 fue conquistado por las tropas del monarca Jaime I al mismo tiempo que Segorbe y, posteriormente, sería cedido al noble Berenguer d´Entença, quien sería su propietario hasta 1291, cuando fue vendido a Guillem Esplugues. Posteriormente pasó a manos de la familia Moncada. Isabel de Moncada, única hija de Ot de Moncada, casó con Galcerán Gil de Borja, cuya descendiente Beatriz de Borja, sería poseedora de la baronía hasta el siglo XV. Castellnovo sería sede de una baronía cuyo primer señor fue Rodrigo Llanzol de Romaní, pero por falta de descendencia pasó a los Folch Cardona. En 1634 Alonso Folch de Cardona recibió el título de marqués de Castellnovo. En 1786 pertenecía al duque de Montellano.


Torre Sur del recito exterior.


Interior del castillo.

Torre Norte del recinto exterior.